Hoy por hoy la medicina puertorriqueña goza de un bien ganado prestigio mundial. Es bien conocido que el país cuenta con recursos humanos altamente capacitados, infraestructura y equipamiento tecnológico de avanzada, que ha permitido llevar exitosamente a cabo trasplantes hepáticos y hasta la separación de unas siamesas.
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Hoy por hoy la medicina puertorriqueña goza de un bien ganado prestigio mundial. Es bien conocido que el país cuenta con recursos humanos altamente capacitados, infraestructura y equipamiento tecnológico de avanzada, que ha permitido llevar exitosamente a cabo trasplantes hepáticos y hasta la separación de unas siamesas.
Tal honra, no llegó así porque sí, sino que tuvo sus comienzos y sus razones. Previo a toda esa sofisticación que a cualquiera impresiona en estos días, hubo métodos anticuados e improvisados por la falta de fundamento académico y un equipamiento adecuado.
Fue en el preludio del Siglo 19, a la par con importantes acontecimientos en América y Europa, que comienza a tomar auge la medicina en la Isla.
“Empezaron a llegar un gran número de médicos y cirujanos graduados de universidades europeas. Esta inmigración generó un estímulo para ir a estudiar a las universidades de Francia, Bélgica, Alemania y Austria”, narra Eduardo Rodríguez-Vázquez en la Revista Puertorriqueña de Medicina y Salud Pública (MSP).
“Dos médicos que arribaron a la isla a raíz de estos sucesos fueron José Espaillat y José María Vargas, criollo de Santo Domingo graduado de Salamanca, y criollo de Venezuela graduado de Edimburgo, respectivamente”, prosigue. “Los doctores Espaillat y Vargas, junto al Dr. Oller y Ferrer, fundaron nuestra primera cátedra de medicina en 1820 en el Hospital Real Militar, que graduó a un solo médico, el Dr. Emigdio Antique”.
Es interesante indicar que para ese tiempo estaban sucediendo muchos acontecimientos sociales en las naciones circunvecinas, lo que inclusive llevó a la monarquía española a promulgar una orden real para impedir que los estudiantes puertorriqueños y cubanos salieran a formarse en la Europa no española y Estados Unidos, prohibición que duró hasta la década de 1830.
“Durante los años 1836 al 1844 se reglamentan los médicos, practicantes, cirujanos y farmacéuticos en Puerto Rico, y se establece un reglamento de sanidad. Es época de malaria y tuberculosis. Se fundan hospitales, casas de salud, beneficencias, sanatorios y lugares de aislamiento para los enfermos contagiosos”, explica por su parte Bernard Christenson, en el ensayo publicado en MSP.
Un asunto que puede considerarse singular de aquella época es que la actividad de los médicos trascendía la profesión: el Siglo 19 presenta una comunidad médica inmersa profundamente en el ámbito político y social del país. Es el doctor Ramón Emeterio Betances quien mueve a los médicos a no desatender los asuntos de la vida pública en la isla, con sus reclamos de los derechos de libertades individuales y colectivas al Gobierno español.
“Con la situación colonial de la isla, la inquietud de nuestros médicos se dirige a resolver problemas políticos y a establecer una literatura nacional que a crear tratados de medicina y cirugía y documentar experiencias médicas”, reseña Eduardo Rodríguez-Vázquez. “Los médicos del país se convierten en verdaderos luchadores de los derechos del hombre”.
Siglo 19: Siglo de Oro de la medicina puertorriqueña
De tres hospitales en funciones que operaban a finales del Siglo 18 en toda la isla -el Hospital de la Concepción en San Germán (fundado en 1512), el Hospital de la Concepción en San Juan (1524), y el Hospital Real Militar en San Juan (1780)-, el número aumentó a aproximadamente 19 centros de sanidad pública para finales del Siglo 19, conocido como el Siglo de Oro de la medicina puertorriqueña.
Este desarrollo fue consecuencia de la capacitación académica formal de bastantes puertorriqueños en medicina, cirugía y farmacia, un hecho impulsado por el doctor José Espaillat, entonces director del Hospital de la Concepción de San Juan, quien solicitó a España que proveyera a Puerto Rico de profesionales instruidos. Además, era necesario tener a disposición de una población creciente la atención adecuada tras los estragos causados por la fiebre amarilla debido a la abundancia de mosquitos, la epidemia de viruela y la epidemia del cólera.
"En Ponce, en 1874, se fundó el Hospital Municipal Tricoche. En los quirófanos del mismo se realizaron las primeras intervenciones quirúrgicas por los doctores Martín Corchado, Juan Iglesias Ginebriera y Ramón A. Torres", relata Rodríguez-Vázquez en MSP.
Algunos otros hospitales que se fundaron en este siglo fueron: el Asilo de Beneficencia en San Juan (1841), el Santo Asilo de Damas en Ponce (1863), el Hospital San Antonio en Mayagüez (1865), el Hospital de la Monserrate en Arecibo (1869) -más adelante, en 1885, se construyó el Hospital Municipal de la Monserrate sobre sus ruinas- y el Hospital Auxilio Mutuo (1885).
A finales de la centuria y principios del próximo, los tres mejores hospitales en Puerto Rico eran el Hospital de la Monserrate en Arecibo, el Hospital Tricoche en Ponce y el Hospital de la Concepción en San Juan, de acuerdo al secretario de la gobernación, William Hunt, puntualiza Rodríguez-Vázquez en el informe.
Siglo 20: Regionalización de la medicina puertorriqueña
"El siglo XX comienza con una nación empobrecida plagada por enfermedades infecciosas, hambre y malnutrición, sin suficientes profesionales de la salud para atender un millón de habitantes. La plaga bubónica, la tuberculosis, la disentería, la filariasis, la lepra, la bilharzia, la sífilis, la influenza son los retos de la primera mitad de este siglo en el que se imponen nuevas investigaciones, nuevos tratamientos, nuevas formas de reclusión", explica Bernard Christenson en el reporte que publica MSP.
El cambio de soberanía en la Isla trajo a un nuevo capataz, Estados Unidos, que se dio a la tarea de actualizar la sanidad pública. Es un informe del general George Davis, conocido como el Informe Davis, en donde se plantea la necesidad de la regionalización de la medicina en el país ya que solo había hospitales en menos de una tercera parte de Puerto Rico -en 19 de 66 municipios-.
“Este informe indica que para el 1900, de 19 hospitales, solo 3 de ellos estaban en buenas condiciones y se brindaba un cuidado médico adecuado, estos eran el Hospital de la Concepción en San Juan, el Hospital Tricoche en Ponce y el Hospital de la Monserrate en Arecibo”, se describe.
Fueron tiempos de cambio: de la visión informal o cristiana que muchas veces llevaba el papel preponderante en lo que tenía que ver con la salud de la población, se pasó a que el Estado comenzara a intervenir de una manera formal y estructurada en los problemas de salud pública.
Las memorias de la época revelan que en 1902 se fundó la primera Escuela de Enfermeras, localizada en Puerta de Tierra en el Hospital de Mujeres y Niños, y que en 1904 se construyó el Hospital Presbiteriano en San Juan, donde se desarrolló la segunda escuela de enfermería. En el sur, entretanto, se estableció el Hospital San Lucas en Ponce (1906), atendiendo a la población sureña. Así fueron llegando otros de suma importancia.
"El Hospital Municipal de San Juan, con el Hospital de Medicina, fue fundado en 1909. Estaba equipado con los últimos adelantos de la época y era el centro de entrenamiento de los médicos de Puerto Rico que allí podían realizar el internado y especializarse en cirugía, medicina interna, pediatría y obstetricia y ginecología", especifica el documento.
Fue en este siglo que la medicina tomó un gran impulso: se construyeron diversos centros sanitarios y escuelas de enfermería; se creó el Departamento de Salud con un Comisionado que formaba parte del Gobierno de Salud en la segunda década del siglo; en los 30’s se establecieron unidades de salud pública en cada municipio; en los 1950's tomaron auge las especialidades médicas; y en los 1960's el Centro Médico se convirtió en un centro académico para la investigación médica y para el adiestramiento de médicos y profesionales de la salud.
Las primeras décadas, empero, fueron algo así como un periodo de maduración y exploración; un preámbulo a la organización y estructuración del sistema asistencial de salud que comenzó a reflejarse después de la mitad de siglo.
"Es trascendental la obra del Dr. Ashford particularmente en la Comisión de Anemia. Asimismo galenos como Garrido, Arbona, Fernós- Isern, Pons se destacan en la creación de unidades de salud pública y la fundación de los hospitales de distritos, como respuesta a la iniciativa de regionalización de la medicina", narra Christenson.
De esta manera, comenzó una nueva visión de la salud pública. Esto permitió proyectar el carácter institucional y gubernamental que había adquirido la conducción de la salud pública.
"El Hospital Municipal de San Juan es considerado como el Primer Centro Médico que tuvo la isla; contaba con un hospital de cirugía, uno de medicina, uno para mujeres y niños, además de escuela y residencia de enfermeras. Cuando la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico abrió sus puertas en 1950, fue utilizado como uno de los hospitales de la escuela para enseñanza médica”, lee la reseña en la versión impresa de MSP.
Con el tiempo se produjo un gran aumento de la fuerza médica en el país, que hoy sigue dando grandes y efectivos pasos, y que le ha permitido construir un bien ganado prestigio internacional.