Alexandra Franco O’Connell, de 14 años, se convirtió en la persona más joven en la historia de la Escuela de Medicina en ser admitida.
El pasado 19 de febrero, Alexandra Franco O’Connell, de 14 años, recibió un mensaje de correo electrónico que le notificaba que había sido aceptada para estudiar en la Escuela de Medicina del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico. En ese instante, sin saberlo, se convirtió en la persona más joven en la historia de la Escuela de Medicina en ser admitida.
“Mi nombre es Alexandra Franco O’Connell, soy una joven alegre que escucha pop, trap, rock y hasta música clásica. Me encanta janguear con amistades, bailar y cantar en el kareoke. Yo no soy un número, ni un IQ ni una nota. Yo soy una joven como cualquier otra. Dios me dio un talento y lo agradezco; como cualquier otro joven que maximiza sus talentos”, expone la simpática joven, quien celebrará su graduación de High School el 24 de mayo y su graduación de Bachillerato en Ciencias Naturles con un Minor en Psicología de la Universidad de Sagrado Corazón siete días después.
Desde edad infante Alexandra demostró una curiosidad particular por la ciencia y los estudios. A los 2 meses de nacida ya pronunciaba “pa, pa, pa”; a los 18 meses una prueba psicométrica adaptada determinó que su capacidad intelectual era de una niña de cinco años. Pero sus padres, Alejandro y Rosemarie determinaron que Alexandra tendría una infancia como cualquier niño; estudio desde kínder hasta sexto grado en la corriente normal. A sus once años, una nueva prueba psicométrica determinaba que contaba con los requerimientos intelectuales para ingresar directamente en la Universidad. Se recomendaba que el grado mínimo en el que debía estar era noveno.
“Yo no le pregunto a mi hija, qué notas sacó o si estudió. Lo que siempre le pregunto a mi hija es, ¿cómo te sientes? Si ella se siente feliz y está tranquila con la decisión que desea tomar, nuestro trabajo como padres es apoyarla”, dijo el licenciado Franco, su orgulloso padre.
Sobre los retos que le ha representado ingresar en la universidad, Alexandra sostuvo que “es retante, como cualquier cosa que uno se propone. Hay que estudiar y tener un balance. A mí me gusta aprender cosas nuevas, mi mayor pasión es la ciencia. Yo disfruto estudiar porque disfruto aprender. Yo tuve una infancia muy bonita, yo me disfruto cada etapa de mi vida. Desde chiquita siempre quise ser doctora, me gusta cuidar a la gente”, asevera la joven quien también se destaca por su labor voluntaria.
Con relación a sus expectativas al ingresar a la Escuela de Medicina del RCM, Alexandra se muestra tranquila y feliz. “Yo estoy tomando un paso a la vez. Aún no sé en qué área me deseo especializar. Eso lo determinaré más adelante. Por el momento, estoy enfocada en graduarme y celebrar estos logros, e iniciar los estudios en medicina”, sostuvo la joven, quien es nieta de los doctores Alejandro E. Franco y Sonia Fernández-Franco, catedrática jubilada del RCM.
“Tuve la oportunidad de ser mentor de Alexandra en Sala de Operaciones. Pude observar la gran madurez que tiene esta joven a pesar de su corta edad. Su relación interpersonal con nuestros residentes ha sido fabulosa al igual con los pacientes y personal del hospital. Alexandra nos ha impresionado desde todos los aspectos, no solamente en lo académico, sino en sus relaciones interpersonales. Me alegra que haya sido seleccionada en la Escuela de Medicina. Estamos seguros que tiene mucho que aportar a la profesión. Estamos en la mejor disposición de continuar apoyándola y guiándola durante el proceso”, expresó el doctor Segundo Rodríguez Quilichini, rector interino del RCM.