Mientras el doctor Vahwere dirigía un pequeño equipo de trabajadores sanitarios que administraban vacunas en una aldea remota en la provincia de Kivu del Norte, fue rodeado por una multitud enfurecida con armas de fuego y machetes. El grupo médico por razones obvias no entendía porque aquellas personas pretendían atacarlos, razón por la cual decidieron hablar con los líderes comunitarios para calmar los ánimos y apaciguar la ira de la población.
Según UNICEF, "este año se reportaron al menos 1.981 muertes por sarampión en la República Democrática del Congo , más de dos tercios de ellas son niños menores de 5 años".
Hasta el 23 de junio, se habían reportado casi 115.000 posibles casos de sarampión, mucho más de los 65.000 registrados en todo 2018 y aunque el sarampión ha matado a más personas que el ébola, no se le asignaron los recursos adecuados para combatirlo.
Ahora UNICEF está llevando a cabo una campaña de vacunación masiva contra el sarampión en el área afectada por el ébola en la provincia de Kivu del Norte.
Empalme con la comunidad
Como medida de conciliación los trabajadores de la salud colaboran activamente con los líderes de la comunidad local para reducir la desconfianza.
"Necesitamos escuchar las preocupaciones de la población con la misma fuerza con la que queremos que nos escuchen", dice White.
La batalla de la percepción se puede ganar
La confianza no se gana al ingresar a una comunidad una vez y hablar sobre qué es el ébola y cómo se transmite. Realmente requiere construir relaciones a lo largo del tiempo". Esto es particularmente cierto en el caso de Charles Lwanga-Kikwaya, un trabajador de la salud; su equipo fue atacado el día de Año Nuevo en un punto de vacunación contra el ébola en República Dominicana del Congo.
Después de pasar seis días en el hospital, incluyendo cuidados intensivos, fue dado de alta. Tras unos meses, regresó a su trabajo en la lucha contra el ébola."Debo seguir luchando hasta que termine la epidemia", dice Lwanga-Kikwaya.