Necesaria la educación para combatir el consumismo en la isla.
Una singular conversación entorno a la economía y el arte se propició en la más reciente edición del espacio radial de la Revista Puertorriqueña de Medicina y Salud Pública (MSP) que contó con la participación del maestro Antonio Martorell y el economista Luis R. Quiñones.
La cita fue en el taller de Martorell en el barrio Playa, en Ponce, donde los invitados, a preguntas de Carlos Alexis Lugo Marrero compartieron impresiones sobre los cambios sociales y económicos desde sus respectivas plataformas.
El artista, por ejemplo, habló de una nueva versión de la obra “El velorio” de Francisco Oller, que realizó hace un tiempo, pero con diferente interpretación.
“Hay una obsesión por ser el que vela y no el que hace, velar al otro, es para no asumir responsabilidades propias. Volvemos al meollo del asunto: la participación ciudadana, pero para ser ciudadano hay que ser plenamente responsable al integrar una nación. Somos herederos de lo que hemos sembrado”, lamentó Martorell al dar una mirada social y desear el compromiso de más personas en la resolución de los problemas que nos aquejan.
Con él coincidió el economista Luis R. Quiñones, quien aseveró que “nosotros somos responsables y creamos nuestros monstros”. La clave, dijeron ambos, está en la educación, lo que aplica también al área de la economía. El mejor y más reciente ejemplo fue el evento de la Venta del Madrugador.
“Tenemos una mala educación en torno al consumo. Todo este andamiaje del aparato económico y publicitario de bienes y servicios terminan creando una ansiedad por un objeto, que siempre ha estado ahí, que entonces de momento lo publican como una ganga y esa necesidad de sobreconsumo te convierte en este elemento casi irracional. (Las personas) se quitan objetos, se empujan y terminas en una pérdida de tiempo de ocho a 10 horas por conseguir el objeto. Esa es la construcción del aparato publicitario que conduce a una situación agónica de consumir”, analizó Quiñones.
Pero, ¿de dónde sale el dinero para atestar las tiendas como el pasado viernes? Según manifestó Quiñones, las ventas son movidas por la clase trabajadora y, desafortunadamente, porque “todavía existen 16,000 puntos de droga y el 17% de la economía se queda en el país”.
La educación, en palabras de Martorell, también está en el arte, pues es un medio del conocimiento, un instrumento de aprendizaje “tanto para el que lo hace como el que lo observa, no es solo un lujo de adquisición de algo bonito”. Pero en tiempos de estrechez económica el arte también se ve afectado.
“Ante la crisis económica lo primero que se va por la borda es la adquisición del arte, porque la gente piensa que es algo superfluo… y no lo es. El arte no es solo para quienes tienen poder adquisitivo”, sentenció el artista.
“Los artistas a través del tiempo hemos dado con soluciones que le dan la vuelta a este asunto. En el pasado hemos utilizado medios de difusión masiva y las redes sociales para el renacer del arte. Pero recientemente ha habido un resurgimiento del arte muralístico en el país gracias al esfuerzo y a la dedicación del artista plástico”, añadió el comunicador.
Turismo médico: Un recurso ignorado
Para el economista Luis R. Quiñones, la alternativa del turismo médico es víctima de la ignorancia de las instituciones gubernamentales, pues “aquí se sigue subestimando. Además, el aparato institucional y físico de la medicina se ha desmantelado desde el año 2000 en adelante”.
“¿Quién cura la crisis de la medicina en Puerto Rico con la amarga pócima de la privatización? La prioridad es reconstruir para el pueblo el aparato médico y científico. En los países más saludables ninguno tiene sistemas de salud privatizados, porque están enfocados en la prevención y se gasta menos”, argumentó.