Un estudio en que han participado el ISCIII e Irsicaixa muestra que irregularidades en la proteína de la envoltura del virus explican que un grupo de pacientes haya evitado que la infección progrese sin necesidad de tratamiento.
Cuando una persona se infecta con VIH, el virus ataca y debilita al sistema inmunitario. No hay cura para esta enfermedad, pero con los medicamentos adecuados se puede evitar su progreso.
Sin embargo, el virus no evoluciona de la misma manera en todas las personas. Existe un pequeño porcentaje de pacientes (menos del 1%) en cuyo organismo la infección no avanza, aunque no tomen tratamiento antirretroviral. Este grupo de individuos –llamados long-term non progressor (no progresores a largo plazo)– es objeto de numerosos estudios para identificar los factores responsables de esta capacidad natural para controlar el VIH.
Ahora, un trabajo realizado por científicos del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), la Universidad de La Laguna de Tenerife y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa de Barcelona señala por primera vez defectos en la proteína de la envoltura o membrana externa del VIH-1.
Dichas irregularidades explicarían cómo cinco pacientes con diferentes perfiles inmunológicos – pero que se infectaron con el mismo virus por compartir jeringuillas en los años 80 en Madrid– hayan conseguido controlar la infección durante más de 25 años sin necesidad de tratamiento.
El estudio, publicado en la revista mBio, confirma que las características de los virus son heredables: también los defectos del VIH-1, que se adquieren entre los virus y pueden determinar la evolución clínica de una persona haciendo que la infección no avance.
Tomado de Jano.es