El diagnóstico de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) debe basarse en datos clínicos, endoscópicos, histopatológicos, de laboratorio e imagenológicos.
Dra. Karen Martínez
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) es el nombre que recibe un conjunto de trastornos crónicos dentro de los cuales encontramos la Colitis Ulcerosa Crónica Idiopática (CUCI) o Colitis Ulcerosa, la Enfermedad de Crohn (EC) y la Colitis Indeterminada o Inclasificable (CI). Aunque el origen de esta entidad no se conoce completamente, la EII se considera multifactorial teniendo en cuenta los factores genéticos, inmunológicos y ambientales involucrados en su desarrollo.
Las entidades principales son CUCI y EC, las cuales comparten aspectos clínicos e histopatológicos comunes. La CUCI se distingue por ser un trastorno inflamatorio de la mucosa colónica, que comienza en el recto, pero puede extenderse y afectar todo el colon. Por otra parte, la EC se distingue en que puede causar inflamación a lo largo de todo el sistema digestivo, es decir, desde la boca hasta el ano, con lesiones que pueden afectar no sólo la mucosa, sino también la pared intestinal en su grosor completo.
Aspectos a tener en cuenta para lograr un diagnóstico certero
El diagnóstico de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) debe basarse en datos clínicos, endoscópicos, histopatológicos, de laboratorio e imagenológicos. Dentro de la historia clínica debe incluirse información sobre el inicio de los síntomas, crisis previas, sangrado rectal, diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso, lesiones perianales, viajes recientes, uso de medicamentos y antecedentes personales y familiares.
Por otro lado, la evaluación endoscópica a través de la íleo-colonoscopia es la prueba más importante a realizar cuando se sospecha de EII. Debe ser llevada a cabo antes de iniciar cualquier tratamiento médico. En la CUCI, generalmente los cambios inician en el borde anal y se extienden hacia adentro, de manera continua, concéntrica y confluente. Es clara la demarcación entre áreas normales e inflamadas. En el caso de la EC, la inflamación se distribuye en parches desiguales intercalados con mucosa de apariencia normal. Las úlceras tienden a ser longitudinales y pueden asociarse a un aspecto adoquinado en el íleo (intestino delgado) o el colon, con estenosis y fístulas. Al realizar biopsias de los bordes de las úlceras en busca de granulomas que son típicos de esta enfermedad.
En cuanto a la toma de biopsias, deben tomarse al menos 2 muestras en 5 sitios del colon, incluyendo el recto y el íleo terminal para representar de manera adecuada la intensidad y el espectro de la inflamación. También deben tomarse muestras de la mucosa con apariencia normal.
Entre las pruebas de laboratorio realizadas de manera rutinaria para el diagnóstico de estos pacientes encontramos el cuadro hemático, VSG, PCR, albúmina, hierro, ferritina y estudio de materia fecal. También deben descartarse otras enfermedades como infección por VIH o tuberculosis.
Finalmente, en cuanto al estudio imagenológico, se realiza Ecografía abdominal en casos de sospecha y se usan otros métodos como la Resonancia Magnética (MRI) o Tomografía computarizada (CT) que permiten descartar además complicaciones penetrantes como fístulas o abscesos. Sin embargo, por el menor riesgo de exposición a la radiación, se continúa prefiriendo la MRI frente a la CT.