Un estudio evidenció microplásticos en las heces humanas. Para encontrar estos hallazgos se realizó un análisis a ocho participantes internacionales.
Por: Redacción MSP
El plástico ha pasado de ser un gran descubrimiento que facilitaba la vida de las personas a una grave amenaza para el medio ambiente y para nuestra salud. La contaminación plástica de la tierra, el agua y el aire es un problema mundial. Incluso cuando las bolsas o botellas de plástico se desintegran y parecen haber desaparecido continúan siendo una seria amenaza, incluso más que antes.
Estos objetos de plástico pasan a ser micropartículas que entran dentro de la cadena alimentaria o incluso se desplazan por el aire. Hasta ahora se ha estudiado ampliamente el efecto de los microplásticos en los ecosistemas, sobre todo en los marinos, pero se ha olvidado el impacto que estos pueden suponer sobre el cuerpo humano.
Ahora, un estudio, presentado en el Congreso virtual de la Sociedad Americana de Química (ACS), ha revelado que estos micro o nanoplásticos no biodegradables permanecen en órganos humanos.
“No queremos ser alarmistas, pero es preocupante que estos materiales no biodegradables que están presentes en todas partes puedan entrar y acumularse en los tejidos humano”, ha dicho Varun Kelkar, uno de los autores del estudio. Este es uno de los primeros estudio que examina la presencia de estos diminutos fragmentos de plástico en los órganos y tejidos humanos.
”Hay evidencia de que el plástico se está abriendo camino en nuestros cuerpos, pero muy pocos estudios lo han buscado allí. Y en este punto, no sabemos si este plástico es solo una molestia o si representa un peligro para la salud humana”, explica Charles Rolsky, uno de los autores del estudio.
El método permite a los investigadores detectar docenas de tipos de componentes plásticos dentro de los tejidos humanos, incluidos el policarbonato (PC), el polietileno tereftalato (PET) y el polietileno (PE).
Los resultados del estudio confirmaron la presencia de plásticos en todas las muestras. El bisfenol A (BPA), que todavía se utiliza en muchos envases de alimentos a pesar de los problemas de salud que provoca, apareció en las 47 muestras humanas estudiadas.
Invasivo y tóxico
El artículo presenta las principales fuentes ambientales mediante las cuales los nanoplásticos llegan al cuerpo humano y resume cómo son capaces de penetrar en el cuerpo humano: ingiriéndolos, inhalándolos ocasionalmente o, muy raramente, incorporándolos por contacto con la piel. Una vez ingeridos, hasta el 90% de los fragmentos de plástico que alcanzan el intestino serán excretados. Sin embargo, una parte se fragmentará en nanoplásticos, capaces, debido a su pequeño tamaño y propiedades moleculares, de penetrar en las células y causar efectos dañinos.
El estudio constata que se han descrito alteraciones en la absorción de nutrientes, reacciones inflamatorias en el revestimiento intestinal, cambios en la composición y funcionalidad del microbioma intestinal, efectos sobre el metabolismo y la capacidad de producir energía del cuerpo, y por último, alteraciones en las respuestas inmunitarias. En el artículo se alerta sobre la posibilidad de que una exposición a nanoplásticos a largo plazo, acumulada generación tras generación, pueda dar lugar a cambios impredecibles hasta en el mismo genoma, como se ha observado en algunos modelos animales.
El artículo reconoce que se están probando diferentes técnicas para eliminar los nanoplásticos del agua, como son la filtración, la centrifugación y floculación con lastre de las aguas residuales, o los tratamientos de aguas pluviales. Aunque los resultados son prometedores, se limitan a partículas de plástico más grandes y, por lo tanto, hasta la fecha, no existe una solución eficaz para eliminarlos del ambiente.
«Las autoridades pueden promover estas acciones proambientales a través de estímulos económicos, en forma de beneficios fiscales para la reutilización de los plásticos como materia prima para las industrias, así como en las estrategias de devolución de depósitos de los consumidores para envases», recomiendan los investigadores.
Estudios anteriores
Un estudio del año 2018 realizado por investigadores de la Agencia Federal de Medio Ambiente y la Universidad Médica de Viena, confirmó la presencia de microplásticos en las heces humanas. Para encontrar estos hallazgos se realizó un análisis a ocho participantes internacionales.
La investigación a cargo de Bettina Liebmann de la Agencia Federal para el Medio Ambiente y Philipp Schwabl de la Universidad Médica de Viena, ha logrado demostrar que los alimentos que los seres humanos ingieren tienen algunas partículas de microplásticos.
Las sustancias que más se encontraron en las heces de los participantes fueron PP (polipropileno) y PET (tereftalato de polietileno).