En la hepatitis, cuando el porcentaje de grasa acumulada supera el 30 %, las células hepáticas comienzan a morir y el órgano se comienza a inflamar.
Por: María Camila Sánchez
La enfermedad de hígado graso no alcohólico es la causa más común de enfermedad hepática crónica en los niños. Esto va de la mano con el aumento de las tasas de obesidad infantil que afecta a un gran porcentaje de la población pediátrica del mundo.
En exclusiva para la Revista Medicina y Salud Pública, y durante el undécimo simposio anual de Gastroenterología Pediátrica, el Presidente de la Asociación de Gastroenterología y Hepatología Pediátrica de Puerto Rico, Dr. Leonardo Hormaza, reconoció que más del 70% de los pacientes que acuden a él, son niños con hígado graso.
"El problema es la comida. Las cosas han cambiado y en Puerto Rico se come mucho fuera, por lo general, comidas altas en carbohidratos, grasas, y es algo que ha hecho que la obesidad y el sobrepeso sean más comunes".
Según el experto, las condiciones más comunes en gastroenterología pediátrica, son la enfermedad celíaca o intolerancia al gluten, las infecciones por helicobacter pylori, la obesidad y el hígado graso, siendo este último uno de los puntos de mayor atención.
¿Qué sucede si el hígado graso no se trata adecuadamente?
Principalmente, la acumulación de grasa (triglicéridos) en las células hepáticas, responde a malos hábitos alimenticios, falta de actividad física, resistencia a la insulina, exceso de grasa abdominal, ingesta elevada de carbohidratos refinados, consumo de bebidas azucaradas y deterioro de la salud intestinal.
Dependiendo de la etapa en la que se encuentre, los daños relacionados a las consecuencias de esta afección pueden ser reversibles. Al hablar de hígado graso, aún hablamos de un hígado normal, según el experto.
Sin embargo, cuando el porcentaje de grasa acumulada supera el 30 %, las células hepáticas comienzan a morir, y el órgano se comienza a inflamar.
"Eso se llama hepatitis. Pero cuando uno dice hepatitis la gente se asusta, porque piensa en hepatitis a o b que son infecciones. Pero la hepatitis hace referencia a la inflamación del hígado y, de hecho,la causa más común de la inflamación hepática crónica, es el hígado graso".
Etapa terminal
Posteriormente, el tejido inflamado inicia un proceso de cicatrización, más conocido como fibrosis. "El hígado se va volviendo duro, se cicatriza. Mientras más fibrosis o cicatrización va teniendo, llega un momento donde ya se conoce como cirrosis".
"Esa es la etapa donde ya el daño es terminal y no hay vuelta atrás", aclaró. "Se puede volver de fibrosis para atrás, pero si llega a cirrosis, no hay vuelta atrás".
Ahora bien, cuando el proceso de fibrosis no se interrumpe, la cirrosis puede acarrear acumulación del líquido en el abdomen, conocido como ascitis, hinchazón de las venas del esófago que pueden romperse y sangrar, confusión, somnolencia y dificultad en el habla (encefalopatía hepática), o insuficiencia hepática terminal, es decir, que para este punto, el hígado ha dejado de funcionar.
"Esto no se da tanto en los niños, pero se da. He tenido pacientes de hasta 12 años con cirrosis. Cuando yo le explico a los pacientes en cuánto tiempo ocurre la cirrosis, siempre digo que a los 20 o 30 años de inflamación, pero hay ciertas personas que quizás tienen otras condiciones que afectan el hígado y la cirrosis llega más temprano".
Así puede prevenir el desarrollo de hígado graso en sus hijos
Hasta el momento no existen fármacos que reviertan o curen por completo la afección. Aún así, puede optar por incentivar cambios en el estilo de vida de los menores para mejorar el pronóstico tanto a corto, como a largo plazo.
En este punto, es importante asistir con un nutricionista para desarrollar un plan que incluya menos calorías, menos azúcar y menos grasa en sus alimentos, así como la implementación de la actividad física, como el baile, los deportes, o tan solo las caminatas.