La historia de esta mujer que hoy llena de orgullo a los puertorriqueños merece todo el reconocimiento por su lucha incansable por superarse y alcanzar su doctorado.
Wanda Irizarry Justiniano, una profesora del Recinto Universitario de Mayagüez alcanzó una de los más grandes logros de su vida obteniendo su doctorado en enfermería graduándose del Recinto de Ciencias Médicas.
Este, se convierte en un triunfo mucho más significativo luego de que tuviera que enfrentarse a los devastadores desastres ambientales que se presentaron en la isla hace pocos meses, tras el paso del Huracán María.
Para ella, lo que empezó como un requisito para obtener un mejor estatus profesional en la universidad donde se desempeñaba como profesora, hoy es una conquista que la hace sentir sumamente agradecida con Dios, con su familia y con todos los que la apoyaron en este largo y exigente camino.
La hoy doctora Irizarry, contó a MSP que su experiencia fue muy buena y dijo además, “me sentí muy honrada cuando me llamaron para pertenecer a este grupo en el año 2014”, “Yo siempre quise tener un doctorado y alcanzar otros logros en mi vida”
La historia de esta mujer que hoy llena de orgullo a los puertorriqueños empezó en 1999, cuando obtuvo el grado de bachillerato, luego su carrera empezó a brillar ejerciendo como enfermera en cuidados intensivos.
Pero pesé a esto, su deseo por superarse cada vez más la impulsó a luchar por lo que tanto deseaba, “siempre tuve la intención de hacer mi grado de nivel de maestría y quería hacer una especialidad en cuidados críticos”, deseo que hoy se cumple.
La experta en enfermería recordó que, “una vez se unieron el recinto universitario de Mayagüez con el Recinto de Ciencias Médicas y la escuela de enfermería obtuvo su maestría con especialidad en cuidado crítico y así luego hizo parte de la facultad de medicina de Mayagüez”
Como si fuera poco, buscó y alcanzó otras trayectorias dentro de lo que era su maestría y culminó con éxito estudios en salud mental y psiquiatría, lo que complementa su carrera y la hace destacarse aún más en el fascinante mundo de la medicina.
Me animé cuando empezó por primera vez el programa doctoral a nivel de Puerto Rico en la escuela de enfermería y yo quería ser parte, entonces sometí mis credenciales y gracias a Dios fue aceptada en el programa, sumamente agradecida a mi Dios también”, dijo a MSP.
La experiencia que logró en gran parte en hospitales privados, le permite ser una gran profesional y una excelente maestra, pues hoy se dedicada a la formación de nuevas enfermeras y resalta que le resulta interesante ver como un alto número de hombres se forman en la profesión de enfermería a la que antes solamente aplicaban mujeres.
Alcanzar sus objetivos y sus metas tal y como alguna vez lo soñó, es el resultado de sus esfuerzos y su dedicación por hacer parte de un grupo en el que siempre quiso estar.