El consumo de alimentos ultraprocesados ha aumentado en gran medida el porcentaje de niños con obesidad y complicaciones de la misma.
Cabe destacar, que la pubertad precoz, puede tener un impacto negativo en el desarrollo físico y emocional, como en la calidad de vida a largo plazo de la niñez. Asi lo constituyo la Dra. Sheila Pérez, endocrinóloga pediátrica para la Revista Medicina y Salud Pública.
Por esta razón, es fundamental tomar medidas para prevenir y tratar esta afección, fomentar hábitos saludables desde la infancia, brindando el apoyo necesario a los niños, inclusive a sus familias.
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Origen de la obesidad infantil
En un inicio, las causas son diversas y complejas. Entre ellas, se encuentran el sedentarismo, la mala alimentación, la genética, el entorno familiar y los factores psicológicos.
Asimismo, el comportamiento hormonal (tiroides) puede ser un factor desencadenante de este trastorno. "Si tiene hipotiroidismo, el niño puede presentar algunos síntomas, por ejemplo, cambios en el peso, resequedad en la piel, y esto puede comprometer su crecimiento", explicó la galena.
Por último, los factores psicológicos, como la ansiedad y el estrés, pueden influir en la elección de alimentos poco saludables, además de la falta de actividad física. Es importante tener en cuenta todos estos indicadores para poder prevenir e, incluso, tratar la obesidad infantil, así evitar la pubertad temprana que trae consecuencias graves a largo plazo.
La obesidad y el riesgo de fracturas
Ahora bien, esta relación es un fenómeno preocupante que está en aumento en la sociedad actual, ya que puede predisponer a los niños a sufrir fracturas óseas debido a varios factores.
En primer lugar, el exceso de peso ejerce una mayor presión sobre los huesos y las articulaciones, lo que puede aumentar el riesgo de lesiones traumáticas. "Cuando tenemos hipocalcemia o hay deficiencia de vitamina D, eso predispone a que los huesos sean un poquito más suaves, lo que ocasiona riesgo de fractura", añadió la experta.
Además, la grasa corporal produce citocinas inflamatorias que interfieren en el proceso de formación y remodelación del hueso.
Obesidad y diabetes
Este es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de la diabetes tipo 2 en los niños. La acumulación de grasa en el cuerpo puede provocar resistencia a la insulina, una condición en la que el organismo no puede utilizar la insulina que produce.
Según manifestó la experta, "por el consumo de comidas procesadas se ha dejado de lado el consumo de frutas, y vegetales. Esto ha llevado a desarrollar sobrepeso, obesidad y riesgo a tener diabetes tipo 2 o prediabetes. Desafortunadamente lo veo en niños. Es una enfermedad que pensábamos que era solo para adultos, ahora también lo es para los infantes."
También, la obesidad contribuye a la inflamación crónica y el estrés oxidativo, lo que agrava aún más la resistencia a la insulina; esta mejora está vinculada con el estilo de vida poco saludable, como la falta de actividad física regular, y una dieta desequilibrada alta en grasas y azúcares.
Señales de la pubertad precoz
La obesidad infantil puede estar asociada con la aparición de la pubertad precoz en niños, existen señales específicas que pueden indicar esta condición. Es posible observar un rápido aumento de peso, crecimiento en altura, así como un avance acelerado en el desarrollo de características sexuales secundarias, como el desarrollo de vello púbico, aumento de tamaño de los genitales y desarrollo mamario en los niños.
"El aumento del tamaño testicular que ya estaba mencionando, ese es el primer signo, la norma pasa antes de los 9 años, ya luego es normal. Es el pediatra cuando los examina, el que se da cuenta si puede o no ser algo benigno", agregó la endocrinóloga.
"Por ello, se puede producir la adrenarquia, que son hormonas que se producen en las glándulas suprarrenales que están encima del riñón, y puede aparecer el acné, los vellos faciales, el cambio de la voz, los vellos axilares. Todos estos cambios son parte de la pubertad".
Además, el inicio temprano de la pubertad puede manifestarse en cambios en el estado de ánimo, como una mayor agresividad o aislamiento social. Estas señales deben ser evaluadas por un médico especialista para determinar si son indicativas de pubertad precoz.