En torno a la nutrición que se debe tener siendo pacientes de diabetes o si se está en riesgo de serlo, surge mucha información y desinformación, situación que preocupa a los especialistas tratantes.
Por: Pedro Felipe Cuellar
En el simposio presentado en la 82a sesión científica de la Asociación Estadounidense de Diabetes (American Diabetes Association, ADA), el Dr. Maureen Chomko, RD, CDCES, y la Dra. Alison Evert, MS, RDN, CDCES, hablan de estos cinco puntos polémicos, pero que son clave y están relacionados con la nutrición en los pacientes con diabetes.
1- Frecuencia de comidas y tentempiés
Las recomendaciones alimentarias con frecuencia subrayan la importancia de la planificación individualizada de las comidas, pero hay muy poca investigación o muy poco consenso sobre la frecuencia de comidas y tentempiés. Siguen sin comprenderse bien los efectos de la frecuencia de las comidas sobre la salud general y sobre el control de la glucosa.
En los pacientes con diabetes de tipo 2, tres comidas más tres tentempiés al día pueden aportar calorías innecesarias, y comer con frecuencia puede provocar hiperglucemia crónica. Por otro lado, las comidas copiosas y poco frecuentes pueden producir grandes fluctuaciones en las concentraciones de glucosa. En los pacientes con diabetes de tipo 1, seguir un patrón regular de comidas pequeñas y frecuentes, y evitar tentempiés adicionales puede ayudar en el control de la glucosa.
Maureen Chomko afirma que saltarse el desayuno y cenar en abundancia tarde por la noche son hábitos perjudiciales que pueden aumentar el riesgo cardiovascular y el cardiometabólico. Aunque cada vez hay más interés en los patrones de alimentación con restricción temporal, como el ayuno intermitente, necesitamos pruebas más rigurosas sobre su eficacia, su sostenibilidad y sus mecanismos.
2- Macronutrientes
Un conjunto de datos que evalúa la alimentación en Estados Unidos muestra que, aproximadamente, un 50 % de las calorías proviene de los hidratos de carbono, un 16 %, de las proteínas y un 33 %, de las grasas. Hasta el 42 % de la ingesta de hidratos de carbono sigue estando compuesta por hidratos de carbono de baja calidad.
No se halló ninguna mezcla óptima de hidratos de carbono, grasas y proteínas para los pacientes con diabetes en las amplias revisiones sistemáticas de la ADA (2012) ni de la Academia de Nutrición y Dietética (2017).
El informe de consenso nutricional de la ADA indica que la distribución de macronutrientes debe basarse en una evaluación individualizada de los patrones y las preferencias alimentarios, así como de los objetivos metabólicos. La individualización de la composición de los macronutrientes dependerá del estado de salud y de los objetivos metabólicos de los pacientes con diabetes. Maureen Chomko recomienda utilizar un enfoque de “toma de decisiones compartida” con pacientes instruidos e informados.
3- Hidratos de carbono y fibra netos
El término “hidratos de carbono netos” hace referencia, en esencia, a la sustracción de los hidratos de carbono que no digiere el organismo o que sí digiere, pero sin convertir en glucosa. Los alcoholes y la fibra alimentarios son ejemplos principales de estos hidratos de carbono.
No obstante, no todos los tipos de fibra son iguales. Sabemos que la fibra insoluble no aporta ninguna caloría. Sin embargo, sigue sin estar claro cuántos hidratos de carbono y calorías derivan de la digestión de la fibra soluble. La mayoría de las etiquetas de los alimentos no llega a proporcionar un desglose de la cantidad de fibra soluble e insoluble.
Además, no todos los alditoles son iguales. A pesar de las afirmaciones de los fabricantes de alimentos, los alditoles sí afectan a la respuesta de la glucemia posprandial.
Por lo tanto, la suposición de que la respuesta de la glucemia a todos los alditoles y los tipos de fibra puede predecirse con facilidad y producirá un efecto similar en todas las personas no es cierta.
Alison Evert recomienda que los pacientes que utilicen, por un lado, la dieta y el ejercicio o, por otro lado, tratamientos no insulínicos, o ambos, no intenten restar fibra y busquen oportunidades para comer más. Los pacientes en tratmaiento con de insulina deben tener en cuenta los gramos totales de hidratos de carbono y controlar la glucosa preprandial y posprandial cuando consuman alditoles o alimentos ricos en fibra.
Es importante que los médicos eduquen a los pacientes acerca de los efectos glucémicos de los alditoles y supervisen los efectos gastrointestinales de estos últimos, como la diarrea osmótica.
4- Edulcorantes artificiales
La primera advertencia sobre los edulcorantes artificiales es que difieren en términos de absorción, distribución, metabolismo y excreción.
La segunda, que no se consumen de forma aislada. Los refrescos hipocalóricos y los postres sin azúcar pueden incluir más de un edulcorante artificial. Además, los edulcorantes artificiales son cada vez más frecuentes en nuestros productos domésticos, como, por ejemplo, la pasta de dientes.
La tercera advertencia de los edulcorantes artificiales es que es difícil aislar los efectos de los edulcorantes artificiales por separado en la complejidad de la alimentación, las procedencias y los entornos de las personas.
Un metanálisis de ensayos controlados aleatorizados no se halló ningún efecto significativo de los edulcorantes artificiales sobre el índice de masa corporal, lo que indica que no hay ningún beneficio en la pérdida de peso.
Dando lugar a ello, en un metanálisis de estudios de cohortes se halló un ligero aumento del índice de masa corporal, lo que indica un riesgo de aumento de peso modesto a largo plazo con los edulcorantes artificiales.
En el análisis de los estudios de cohortes también se halló un aumento del riesgo de hipertensión, síndrome metabólico, diabetes de tipo 2 y complicaciones cardiovasculares asociado al consumo de edulcorantes artificiales.
Para concluir, los edulcorantes artificiales pueden producir efectos adversos, pero no se conocen con claridad sus mecanismos subyacentes. Estos efectos adversos pueden eliminar cualquier posible beneficio que dichos edulcorantes pudieran proporcionar.
5-Seguridad de las dietas bajas en hidratos de carbono/cetogénicas
Una dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica incorpora cantidades elevadas de grasa (50 %-80 % de calorías), una ingesta moderada de proteínas y una ingesta baja y poco uniforme de hidratos de carbono (10 %-26 % de la energía total).
En el caso de los pacientes con diabetes y con una dislipidemia/enfermedad cardiovascular documentada, o antecedentes familiares de estas, es esencial obtener un lipidograma en el momento inicial antes de comenzar la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica y, a continuación, realizar evaluaciones lipídicas de seguimiento 4-12 semanas después para garantizar que no se produzca un aumento significativo del colesterol de las lipoproteínas de baja densidad.
En el caso de los pacientes en tratamiento con insulina y sulfonilureas, se recomienda una reducción de la dosis para prevenir la hipoglucemia al iniciar la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica. Mientras esté siguiéndose la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica, no deben utilizarse inhibidores del cotransportador del sodio y de la glucosa 2, debido a la posibilidad de cetoacidosis diabética euglucémica.
La hipovolemia es una preocupación de la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica en los pacientes que utilizan diuréticos; por consiguiente, es importante garantizar que consumen suficiente sodio y potasio.
Otros posibles problemas de seguridad asociados con la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica incluyen los riesgos de cálculos renales, osteoporosis, estreñimiento, hipotiroidismo y trastornos de la alimentación. Además, es motivo de preocupación el hecho de que la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica pueda producir efectos negativos en la composición de la microflora intestinal.
Alison Evert afirma que la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica puede ser segura para la mayoría de las personas con diabetes a corto plazo con ajustes de los medicamentos y una supervisión analítica regular. La seguridad a largo plazo de la dieta muy baja en hidratos de carbono/cetogénica necesita investigarse en más profundidad.
Fuente consultada aquí.