La dermatitis atópica requiere de mayor concientización, empatía y educación en la comunidad para romper el estigma y promover un entorno de apoyo para los pacientes.
Por: Laura Guio
Durante el evento de cierre de la Alianza de Apoyo al Paciente con Dermatitis Atópica en San Patricio Plaza, Guaynabo, la Revista Medicina y Salud Pública, documentó las experiencias de pacientes e información valiosa de profesionales de la salud, en este caso de Rychel Torres, representante del grupo de interés en dermatología, dermis de la UCC y estudiante de medicina, quien informa sobre la necesidad de construir un entorno de apoyo para los pacientes de dermatitis atópica con base en la empatía.
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica de la piel que, si bien se caracteriza por su dolor y picazón intensos, también deja huellas profundas en la salud emocional de los pacientes. Puede impactar la calidad de vida de las personas al ser visible, lo que las expone a juicios sociales, incomprensión y estigmatización.
"Al afectar el cuerpo y ser visible, esto afecta la calidad de vida del paciente, porque las personas tienden a juzgar, no son educadas y por eso necesitamos más campañas educativas para promover la concientización sobre la realidad de esta enfermedad", expresa Torres.
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El estigma social y el aislamiento de los pacientes
Los pacientes experimentan ansiedad, tristeza y una constante sensación de incomprensión, lo que puede llevarlos al aislamiento social. Muchos temen salir de casa durante los brotes más severos, ya que temen el rechazo o ser vistos como personas "contagiosas", debido a la falta de educación pública sobre la enfermedad.
"Tenemos la carga física, el dolor, la picazón, pero también cargamos con los sentimientos y el estigma social. Esto nos lleva a aislarnos, a no querer salir, porque sentimos que los demás nos van a juzgar", comenta Rychel, quien hace un llamado urgente a eliminar el estigma que rodea a esta enfermedad.
La empatía: Un pilar fundamental en la atención médica
La empatía juega un papel fundamental en la mejora del bienestar general de los pacientes. Torres destaca que, muchas veces se minimizan los sentimientos de los pacientes al compararlos con otras realidades más graves.
"Algunas personas tienden a invalidar los sentimientos y emociones de otras, diciendo: 'lo tuyo está mal, pero aquello es peor'. Las personas tienen derecho a sentirse mal, a sentirse tristes, sin importar qué tan graves sean las circunstancias de otros", reflexiona.
Para Rychel, la empatía no solo debe expresarse a través de palabras, sino también mediante el lenguaje no verbal. "Escuchar, mirar a la persona, estar presente..." esos gestos aunque pequeños son notables. La capacidad de hacer sentir a los demás validados y escuchados es crucial para que los pacientes se sientan comprendidos y apoyados en su proceso de tratamiento.
De igual forma, añade la importancia del autocuidado: "Si uno no se cuida a uno mismo, ¿cómo espera cuidar a los demás?", cuestiona Torres. "Si nosotros no podemos validarnos y darnos ese espacio para sentir, ¿cómo podemos esperar que alguien más se sienta escuchado?"
En este sentido, la empatía en la atención de la dermatitis atópica es más que una actitud profesional: es un compromiso con la dignidad y el bienestar de los pacientes, que merecen ser tratados con respeto, comprensión y sensibilidad. "Es esencial no juzgar, sino mostrar que respetamos su condición e intentamos entender lo que están viviendo", concluye Torres.