Normalmente, el proceso de renovación celular de la piel tarda alrededor de un mes, pero en personas con psoriasis, se reduce a solo unos días. Como resultado, las células cutáneas se acumulan en la superficie de la piel, formando placas y enrojecimiento.

Por: Katherine Ardila

La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica mediada por el sistema inmunológico que afecta aproximadamente al 3 % de los adultos en Estados Unidos. Aunque se manifiesta principalmente con síntomas cutáneos, como placas elevadas, descamación, hinchazón y cambios en la coloración de la piel, la inflamación asociada a la psoriasis no se limita a la piel. 

Esta condición puede tener un impacto sistémico, afectando otras partes del cuerpo y aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedad inflamatoria intestinal y artritis psoriásica. Aunque la causa exacta de la psoriasis sigue siendo desconocida, se sabe que la inflamación crónica juega un papel central en su desarrollo y progresión. 

Por ello, el manejo de la inflamación es clave para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Causas de la inflamación en la psoriasis

En las personas con psoriasis, el sistema inmunológico funciona de manera disfuncional, lo que provoca una acumulación de células inflamatorias en la dermis, la capa media de la piel. Además, se acelera el crecimiento de las células de la epidermis, la capa externa de la piel. 

Normalmente, el proceso de renovación celular de la piel tarda alrededor de un mes, pero en personas con psoriasis, este proceso se reduce a solo unos días. Como resultado, las células cutáneas se acumulan en la superficie de la piel, formando placas, escamas y causando enrojecimiento o decoloración. 

Sin embargo, la inflamación no se limita a la piel; es sistémica y puede afectar otros órganos y sistemas del cuerpo, lo que explica por qué la psoriasis está asociada con un mayor riesgo de enfermedades crónicas.

Estrategias para reducir la inflamación

Aunque la inflamación en la psoriasis está relacionada con la desregulación del sistema inmunológico, estudios recientes sugieren que ciertos cambios en el estilo de vida y la dieta pueden ayudar a reducirla. 

Una dieta nutritiva y antiinflamatoria es fundamental para manejar la psoriasis. Se recomienda evitar alimentos proinflamatorios, como bebidas azucaradas, snacks salados, dulces y carnes procesadas, ya que estos pueden exacerbar los síntomas. En su lugar, se sugiere adoptar dietas ricas en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables, como la dieta mediterránea. 

Un estudio de 2018 que incluyó a 35,735 personas, de las cuales 3,557 tenían psoriasis, encontró que aquellos que seguían una dieta mediterránea tenían síntomas menos severos en comparación con quienes no la seguían. Además, mantener un peso moderado es crucial, ya que la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo y empeoramiento de la psoriasis. 

Un estudio de 2020 demostró que las personas con psoriasis y sobrepeso que redujeron su peso corporal en un 12 % experimentaron una reducción del 50 % al 75 % en la gravedad de sus síntomas.

Además de la dieta y el control del peso, otros hábitos saludables pueden ayudar a reducir la inflamación y mejorar los síntomas de la psoriasis. Evitar o dejar de fumar es esencial, ya que el tabaquismo no solo empeora las enfermedades inflamatorias, sino que también puede desencadenar brotes de psoriasis. 

Reducir el consumo de alcohol también es importante, ya que el alcohol puede contribuir a la inflamación y agravar los síntomas. Mantenerse activo es otro factor clave; el sedentarismo se asocia con síntomas más severos, mientras que el ejercicio regular puede ayudar a reducir la inflamación y mejorar la salud general. Dormir entre 7 y 9 horas por noche es igualmente importante, ya que la falta de sueño puede aumentar los marcadores inflamatorios en el cuerpo. 

Por último, gestionar el estrés es fundamental, ya que hasta el 88 % de las personas con psoriasis reportan que el estrés es un desencadenante de sus síntomas. Técnicas como la meditación, el yoga y la terapia pueden ser útiles para manejar el estrés y reducir la inflamación.

Además de los cambios en el estilo de vida, existen tratamientos médicos que ayudan a controlar la inflamación en la psoriasis. Los corticosteroides tópicos son comúnmente recetados para reducir la inflamación y los síntomas cutáneos. 

Los biológicos inyectables, que actúan sobre el sistema inmunológico para disminuir la inflamación sistémica, son otra opción efectiva para muchos pacientes. Los medicamentos orales, como los inhibidores de la enzima fosfodiesterasa 4 (PDE4), también pueden ayudar a controlar la respuesta inflamatoria del cuerpo. 

Sin embargo, cada paciente es diferente, y el tratamiento debe ser personalizado según la gravedad de los síntomas y la respuesta individual.

Las personas que experimentan brotes de psoriasis o desean reducir sus síntomas deben consultar a su equipo de atención médica, incluido un dermatólogo. Los profesionales pueden recomendar tratamientos específicos basados en la gravedad de los síntomas y proporcionar recomendaciones para cambios en la dieta y el estilo de vida que puedan ayudar a reducir la inflamación. 

En algunos casos, también pueden sugerir la toma de vitaminas o suplementos, como la vitamina D o los ácidos grasos omega-3, que han demostrado tener propiedades antiinflamatorias.

Lo Último