La enfermedad no es contagiosa, pero su exacerbación en gran medida dependerá de factores ambientales y estilos de vida.
Por: Luisa Ochoa
El eczema o dermatitis atópica es una condición que aunque puede afectar la calidad de vida de quienes la padecen, es controlable y la clave radica en conocer los factores que podrían exacerbar la condición. Tal y como lo explicó la Dra. María Rodríguez Vázquez, directora médica del Consorcio de Salud Integral de Loíza, quien lleva unos 25 años como médico de familia y 15 ejerciendo dicha posición en el centro de salud.
El eczema se refiere a un término que se le designa a varios tipos de hinchazón en la piel, y entre sus síntomas se encuentra la resequedad de esta, comezón, sarpullido en el área del rostro, que a su vez, puede expandirse hacia el área de los codos, detrás de las rodillas, manos y pies.
Si la persona se rasca, puede aumentar la hinchazón, así como la picazón a causa de la afección. Se requiere un tratamiento directo y específico para controlar la condición.
“Entre el grupo de enfermedades de la piel que componen el término eczema, la más común es la dermatitis atópica. La condición es crónica y afectará desde niños a adultos. Depende de la edad del paciente, será el tipo de eczema que pueda afectar. Por ejemplo, la dermatitis atópica afecta más a niños. Ya en el caso de adultos, esa durará toda su vida y se caracteriza porque tiene brotes, contrario a la dermatitis atópica, la cual mejora según se aproxime la etapa de adultez”, explicó.
La enfermedad no es contagiosa, pero su exacerbación en gran margen dependerá de factores ambientales y de estilos de vida, como, en el caso de dermatitis atópica, que puede ser de índole hereditaria. También puede ocurrir por alergias que afectan a miembros de la familia cercana y pudiera provocar asma, sostuvo la Dra. Rodríguez.
“Hay otros factores como el clima. Por ejemplo, cuando las personas se mueven a los Estados Unidos en época de invierno, provoca que la piel se vuelva más seca y esto es desencadenante de la condición. También el contacto con ciertos perfumes, artículos de limpieza, animales, que podrían agravar la condición. Incluso los alimentos lácteos pueden afectar a algunos pacientes”, subrayó.
“El problema va a comenzar con una piel muy seca que a su vez provocará una comezón extrema, producirá sarpullido o “rash” en la cara, codos, detrás de las rodillas, glúteos, entre otras áreas. Entre más se rasque, peor se pondrá el área y puede llegar al extremo de supurar un líquido transparente. La piel con el tiempo puede formar costra, inflamación, tornarse de color oscuro y más dura”, explicó.
Hoy día existe un tratamiento libre de esteroides y que puede ser utilizado para niños de los dos años de edad. Puede consultarle a su médico sobre los tratamientos para controlar la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente.
También se recomienda utilizar jabones sin perfume (preferiblemente a base de aceite), secar las áreas de bañarse de forma rápida, colocar crema abundante para evitar la resequedad, utilizar ropa fresca y a base de algodón, entre otras alternativas.
“Es difícil evitar los detonantes (de la enfermedad). La clave está en que la persona esté pendiente lo que puede exacerbar la condición y evitar la resequedad de la piel porque puede empeorar la condición”, concluyó.