La hipertensión aumenta el riesgo de COVID-19 grave, incluso en personas totalmente vacunadas

Las vacunas del COVID-19 lograron reducir la muerte y algunos efectos secundarios graves.

Por: Luisa Ochoa


Según datos de un estudio aplicado a más de 900 adultos, el porcentaje de pacientes de hipertensión, que fueron vacunados en al menos una dosis y refuerzo, tuvieron más del doble de probabilidades de ser hospitalizados por COVID-19 grave, que aquellos pacientes vacunados y reforzados que no padecían hipertensión. 

Sin embargo, el repunte de Ómicron generó alertas, y la recomendación de los expertos para incorporar una tercera dosis de la vacuna ARNm, las características asociadas con la enfermedad grave en pacientes vacunados y reforzados han no ha sido explorado, teniendo en cuenta que "una proporción de las personas que recibieron tres dosis de la vacuna de ARNm aún requirieron hospitalización por COVID-19 durante el aumento de Ómicron", sostuvo Joseph Ebinger, MD, del Centro Médico Cedars-Sinai, Los Ángeles.

El factor de preocupación, radica en la cantidad de pacientes de esta enfermedad en los Estados Unidos, así lo postulo, Susan Cheng, MD, MPH, directora del Instituto de Investigación sobre el Envejecimiento Saludable en el departamento de cardiología del Smidt. Heart Institute, Los Ángeles, y autor principal del estudio, “nos sorprendió saber que muchas personas que fueron hospitalizadas con COVID-19 tenían hipertensión y ningún otro factor de riesgo, esto es preocupante si se considera que casi la mitad de los adultos estadounidenses tienen presión arterial alta”. 

Anteriores estudios han demostrado una asociación entre la presión arterial alta y un mayor riesgo de desarrollar el virus del COVID de forma grave, en comparación con otras condiciones crónicas, como la enfermedad renal, diabetes tipo 2, EPOC y la insuficiencia cardiaca.

En la investigación, los científicos identificaron 912 adultos que recibieron las 3 dosis de la vacuna contra el COVID-19 y luego fueron diagnosticados con el virus, durante el aumento de los casos de la variante Ómicron. En total, 145 de los individuos fueron hospitalizados, lo que corresponde a un 16 % y de estos, 125 tenían hipertensión, lo que equivale al 86 %.

Los pacientes con hipertensión fueron los más propensos a ser hospitalizados y además de la presión arterial alta, factores como la edad avanzada, enfermedad renal crónica, insuficiencia cardiaca o infartos previos, se asociaron a un mayor riesgo de hospitalización en un análisis multivariante.

Aun así, el mayor riesgo de enfermedad grave y hospitalización en pacientes de presión arterial alta persistió, con una probabilidad de ocurrencia de 2,6, en ausencia de condiciones de comorbilidad, por ejemplo, diabetes tipo 2, enfermedad renal e insuficiencia cardiaca, por lo que, “aunque el mecanismo del riesgo de COVID-19 asociado a la hipertensión sigue sin estar claro, estudios previos han identificado una eliminación viral del SARS-CoV-2 retrasado y una respuesta inflamatoria prolongada entre los pacientes hipertensos, lo que puede contribuir a una mayor gravedad de la enfermedad", sostuvieron los investigadores. 

Los hallazgos se vieron limitados por varios factores, incluido el uso de datos de un solo centro y la falta de información sobre qué variantes y subvariantes de Omicron estaban detrás de las infecciones, anotaron los investigadores.

Debido a la alta prevalencia de hipertensión en todo el mundo, una mayor comprensión de los riesgos específicos de la hipertensión y la identificación de estrategias de reducción de riesgos a nivel individual y poblacional serán importantes para la transición de COVID-19 de pandémico a endémico, concluyeron los autores.

Sin embargo, los autores afirmaron que los resultados resaltan la necesidad de más investigación sobre cómo reducir los riesgos del COVID-19 grave en poblaciones vulnerables.

Ómicron cambia el juego

"Cuando comenzó inicialmente la pandemia, se observó que muchas condiciones aumentaban el riesgo de una enfermedad más grave de COVID, y la hipertensión era uno de esos factores, y luego las cosas cambiaron", dijo Ebinger, autor principal, en una entrevista. "Primero, las vacunas llegaron a la escena y redujeron sustancialmente el riesgo de COVID grave para todos los que las recibieron. Segundo, llegó Omicron y, aunque es más transmisible, esta variante tiene menos probabilidades de causar COVID grave. Por un lado, tenemos vacunas y refuerzos que queremos considerar como "el gran ecualizador" cuando se trata de condiciones preexistentes. 

Con este factor presente, aquel conjunto dominante de subvariantes del SARS-CoV-2 que parecen menos virulentos en la mayoría de las personas, "en conjunto, esperábamos e incluso asumíamos que nos había ido bastante bien en la minimización de riesgos, pero desafortunadamente, los resultados de nuestro estudio indican que este no es exactamente el caso", dijo.

Asimismo, explicó que aunque las vacunas y refuerzos han contribuido a minimizar los riesgos del COVID grave, en el caso de la variante Ómicron no ha sucedido así, ya que las personas con hipertensión que fueron vacunadas y reforzadas, tuvieron más probabilidades de hospitalizaciones.

"Entonces, si bien los riesgos observados originalmente de tener obesidad o diabetes parecen haberse minimizado durante esta era actual de pandemia, el riesgo de tener hipertensión ha persistido. Nos pareció sorprendente y preocupante, porque la hipertensión es muy común y está presente en más de la mitad de las personas mayores de 50 años" añadió.

Por otra parte, se encontró que una gran cantidad de personas, “incluso después de estar completamente vacunadas y de haber recibido un refuerzo, no solo contraerán Ómicron, sino que se enfermarán lo suficiente como para necesitar atención hospitalaria, y que, además, no solo los adultos mayores con condiciones comorbilidades importantes son vulnerables, nuestros datos muestran que esto puede sucederle a un adulto de cualquier edad y especialmente si una persona solo tiene hipertensión y, por lo demás, no tiene una enfermedad crónica importante", enfatizó Ebinger.

Finalmente, realizó un llamado a los médicos, “necesitamos aumentar la comprensión sobre el hecho de que recibir tres dosis de la vacuna puede no prevenir la enfermedad grave de COVID-19 en todos. Asimismo, añadió que; “necesitamos más investigación para comprender por qué existe este vínculo entre la hipertensión y los riesgos del COVID grave”.

Fuente consultada aquí.





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