El trasplante renal número 400 del Hospital Internacional de Colombia (HIC) se realizó utilizando una técnica poco común: el trasplante en bloque de dos riñones provenientes de un donante pediátrico de menos de 30 kilos, implantados en un receptor adulto de 60 kilos.
Por: Mariana Mestizo Hernández
Jeison David Hernández Urbano se convirtió recientemente en el paciente número 400 en recibir un trasplante renal en el Hospital Internacional de Colombia – Instituto Cardiovascular (HIC), procedimiento en el que se aplicó una técnica quirúrgica poco convencional.
Con el objetivo de conocer más sobre la intervención y su relevancia clínica, la Revista Medicina y Salud Pública conversó con el Dr. Edwin Salinas Velasco, cirujano hepatobiliar y especialista en trasplantes de órganos abdominales del HIC.
El especialista destacó los desafíos que enfrentan los equipos de trasplante en el país, particularmente en lo que respecta a la baja disponibilidad de órganos. “En el caso de Jeison David hubo varios factores. Uno, que es el que nos agobia casi a todas las instituciones trasplantadoras, y es el bajo volumen de donantes”, afirmó.
Donantes con criterios expandidosEste contexto ha llevado a los especialistas a implementar estrategias cada vez más complejas para aumentar las probabilidades de éxito en los procedimientos. En muchos casos, esto implica evaluar donantes que no cumplirían con los criterios tradicionales, pero que, bajo ciertas condiciones, pueden representar una opción viable.
“Eso nos ha obligado a extendernos, a ir un poco más allá y buscar donantes que, en el medio, se conocen como con criterios expandidos, o tener en cuenta donantes que, de pronto por el peso, no clasificarían como posibles donantes en un caso normal”, explicó el cirujano.
Una técnica poco común
El Dr. Salinas explicó que para el caso de Jeison se utilizó una técnica poco común en la práctica clínica actual: el trasplante renal en bloque. Esta decisión respondió a las características particulares del donante y del receptor, cuya compatibilidad requería una intervención distinta a la convencional.
“Todo esto se remonta más o menos al siglo XX, cuando el doctor Carré hacía experimentos con animales, por allá en 1908. La primera aplicación exitosa en humanos fue en 1969. Inicialmente se usaba para trasplantar riñones pequeños, por ejemplo, de pacientes pediátricos a adultos, porque a menor masa de nefronas se requería un segundo riñón.”
Un donante pediátrico y un paciente joven
Aunque su uso es limitado, el trasplante en bloque ha resurgido como alternativa para ampliar el espectro de donantes disponibles. En el caso de Jeison, un joven de 19 años, el órgano provenía de un donante pediátrico de poco más de 30 kilos.
Debido al tamaño reducido de los riñones, el trasplante de un solo órgano no garantizaba la función renal adecuada, por lo que fue necesario implantar ambos en un solo procedimiento.
Retos técnicos y quirúrgicos del procedimiento
Respecto a los desafíos asociados a esta técnica, el especialista señaló que su uso es muy poco frecuente y presenta importantes dificultades desde el punto de vista técnico. En este caso, el donante por el peso del donante, complicaba las anastomosis debido a la corta longitud de los vasos sanguíneos y el tamaño reducido de los riñones. Además, Jeison es un paciente de baja estatura, lo que limitaba el espacio disponible en la región inguinal para realizar la intervención.
“Las anastomosis eran más difíciles, las longitudes de los vasos sanguíneos eran un poco más cortas, los riñoncitos eran muy pequeños, entonces fue un desafío. Además, el espacio para trabajar en la región inguinal de Jeison era muy pequeño. Fue todo un reto, pero gracias a todo el equipo y el apoyo que tuvimos, logramos sacar adelante a este paciente”, explicó el galeno.
Recuperación funcional y calidad de vida
El Dr. Salinas indicó que el funcionamiento del cuerpo de Jeison es normal y que no ha presentado cambios significativos en su estilo de vida. Las únicas recomendaciones son las habituales para todo paciente trasplantado: seguir los cuidados indicados, tomar correctamente los inmunosupresores y asistir a los controles médicos.
“Jeison puede continuar su vida común y corriente. Los riñones trasplantados van a funcionar el resto de su vida, salvo que se presente un rechazo, lo cual ocurre en cerca del 5 % de los casos y es algo fortuito”, puntualizó el especialista.
Resultados clínicos comparables con técnicas convencionales
Además, mencionó que estudios recientes, incluido uno de 2023, comparan los resultados entre receptores de trasplantes en bloque y de un solo riñón, y concluyen que no hay diferencias significativas en cuanto a los desenlaces ni las complicaciones.
Las complicaciones habituales son similares a las de un trasplante renal convencional, como estenosis arterial, estenosis uretral o fuga del uréter, sin afectar la recuperación ni la calidad de vida del paciente.
La logística detrás de una cirugía de alta complejidad
Respecto a las diferencias entre el trasplante tradicional y el trasplante en bloque, el especialista aclaró que, en esencia, no existen mayores variaciones en cuanto al desarrollo de la vida del receptor. Esta técnica se emplea principalmente para suplir las necesidades de pacientes adultos cuando el donante es pediátrico y un solo riñón no sería suficiente.
“Si tienes un paciente adulto de 80 o 90 kilos y el donante pesa 20 o 30 kilos, un solo riñón no supliría sus necesidades. Por eso utilizamos dos riñones, y así logramos cubrir la masa nefronal necesaria para el receptor. Fuera de eso, no hay complicaciones adicionales en el desarrollo de una vida normal.”
El experto también resaltó la complejidad logística y humana que implica el proceso de trasplante. Subrayó la labor de un equipo multidisciplinario compuesto por enfermeras, coordinadores, conductores, instrumentadoras, cirujanos y asistentes, que trabajan de manera articulada para lograr el éxito en procedimientos que suelen ser contrarreloj.
“En el caso de Jeison, nos tomó casi 24 horas estar listos y ejecutar este desafío. En instituciones trasplantadoras grandes como esta, contar con un equipo sólido y consolidado, con roles bien definidos, es fundamental para que todo funcione a la perfección.”
Trasplante número 400: un motivo de orgullo
El hecho de que Jeison sea el paciente número 400 en recibir un trasplante renal en esta institución representa un hito significativo. Al respecto, el Dr. Salinas manifestó que esta cifra es motivo de orgullo personal y profesional.
“Para mí es un motivo de orgullo. Realmente es una institución a la que aprecio mucho. Es muy satisfactorio ver cómo un programa de trasplantes va cambiando la vida de los pacientes, cómo ellos pasan de estar en diálisis, en un estilo de vida que seguramente ninguno quisiera, a volver a su vida normal.”
El especialista destacó además el crecimiento del programa y la ayuda que ha brindado a la comunidad, reafirmando el compromiso del hospital con la calidad y el bienestar de sus pacientes.
Por otra parte, el especialista subrayó la importancia de la educación en los procesos de donación de órganos. Si bien se han impulsado múltiples campañas desde las instituciones trasplantadoras, todavía persisten barreras culturales y desinformación que afectan la decisión de donar.
“A pesar de todos los esfuerzos por educar, aún nos hace falta sensibilizar más a la comunidad sobre el impacto de la donación de órganos y las vidas que puede transformar.”
Contra la desinformación y los prejuicios
Asimismo, lamentó que algunos medios de comunicación contribuyan a generar desconfianza a través de información tergiversada, lo cual retrasa los avances en materia de donación.
En ese sentido, hizo un llamado a comprender este acto como un gesto de generosidad profunda, especialmente en contextos tan complejos como la muerte encefálica. Destacando que permitir la donación en estos casos puede representar un cambio radical para quienes esperan una nueva oportunidad de vida.
Un caso que marcó a todo el equipo
El cirujano resaltó que el caso de Jeison, un joven de 19 años con enfermedad renal crónica, representó un desafío particular para el equipo médico. Tras pasar más de un año conectado diariamente a una máquina de diálisis peritoneal durante 13 horas, su inclusión en la lista de espera fue seguida de cerca por la institución.
La oportunidad llegó con un donante pediátrico de menos de 30 kilos, lo que implicó una diferencia significativa con respecto al peso de Jeison, cercano a los 60 kilos. Ante ese panorama, la única opción viable fue un trasplante en bloque.
“Siempre estaba esa tensión: vamos a hacer algo que no se realizaba en esta institución hace diez años. Todo tiene que salir perfecto, no hay espacio para errores. Pero cuando desclampamos los vasos y vimos que ambos riñones perfundían bien y que ya estaban eliminando orina, todo el equipo pudo respirar con tranquilidad.”
La cirugía exigió precisión técnica y un trabajo minucioso del equipo, especialmente por el tamaño reducido de los órganos y la complejidad anatómica del receptor. Sin embargo, el resultado superó las expectativas.
A los tres días de la intervención, Jeison ya caminaba, orinaba con normalidad y mostraba señales de recuperación integral. La imagen de su mejoría se convirtió en una fuente de satisfacción profunda para todo el equipo de la Fundación Cardiovascular y el Hospital Internacional de Colombia.