Accidente de tránsito provoca rotura en la hipofaringe por golpe cervical en paciente de 64 años

El paciente fue dado de alta tras un accidente de tráfico sin que se sospechara daño interno, ya que solo presentaba heridas superficiales y dolor leve.

Por: Katherine Ardila


Un paciente masculino de 64 años, conductor de un triciclo, acudió al servicio de urgencias tras sufrir un accidente de tráfico al colisionar con un vehículo estacionado. 

La evaluación realizada por un médico general mostró únicamente una laceración en el párpado izquierdo, dolor a la palpación en pierna y tobillo derechos, y dolor cervical leve. Tras estabilización y cura de heridas, fue dado de alta sin sospechar la gravedad subyacente.

La reaparición de síntomas alarmantes

Ocho horas después del alta, el paciente regresó al servicio de urgencias presentando un cuadro clínico completamente diferente: dolor cervical anterior intenso, disfagia (dificultad para tragar) y odinofagia (dolor que se siente al tragar). 

La reevaluación por un especialista en medicina de emergencias reveló: saturación de oxígeno descendida al 91% (desde el 95% inicial) y taquipnea (24 respiraciones por minuto). Estos hallazgos, junto con una leve hinchazón cervical, activaron los protocolos de imagen avanzada.

Diagnóstico por imagen: revelando la lesión oculta

La tomografía computarizada con contraste mostró hallazgos concluyentes: irregularidades en la pared esofágica proximal a nivel de las vértebras C1-C2, presencia de aire en espacios retrofaríngeo y paravertebral, y una mínima extravasación de contraste al espacio extraluminal. 

Estos resultados sugerían claramente una perforación esofágica en la región hipofaríngea. La posterior laringoscopia directa bajo anestesia general confirmó el diagnóstico al visualizar una rotura de 2.5 cm en la pared posterior de la hipofaringe.


Tomografía computarizada sagital de tejidos blandos del cuello que muestra un desgarro longitudinal en el esófago posterior desde el inicio de la hipofaringe hasta la vértebra C5.


Fuga de medio de contraste hacia el espacio extraluminal, sugiriendo perforación esofágica (extravasación de aire).



Abordaje terapéutico multidisciplinar

El equipo médico, compuesto por especialistas en urgencias, cirugía general y otorrinolaringología, optó por un manejo conservador basado en la estabilidad hemodinámica del paciente y las características de la lesión. 

El tratamiento incluyó antibioticoterapia intravenosa de amplio espectro (clindamicina, ceftriaxona y metronidazol), soporte nutricional mediante sonda nasogástrica colocada bajo guía endoscópica, y analgesia controlada. El paciente permaneció en régimen de NPO (nil per os) durante el periodo inicial de tratamiento.

Evolución clínica favorable

Tras cinco días de hospitalización con monitorización estrecha, el paciente mostró una mejoría clínica. 

La alimentación por sonda nasogástrica se mantuvo durante quince días, con incremento progresivo de los volúmenes administrados según tolerancia. Las evaluaciones de seguimiento a los quince y treinta días confirmaron la resolución completa del cuadro, permitiendo la retirada definitiva de la sonda nasogástrica y el reinicio de la alimentación oral sin complicaciones.

Discusión y revisión de la literatura

La rotura hipofaríngea, aunque rara (representa menos del 2% de las perforaciones del tracto aerodigestivo superior), puede tener consecuencias graves si no se diagnostica a tiempo. El área de la dehiscencia de Killian, donde ocurrió esta lesión, es particularmente vulnerable por su estructura anatómica especial.

Según los autores (Babaei K,et al.), las manifestaciones clínicas de la ruptura hipofaríngea varían ampliamente. Los síntomas comunes incluyen enfisema subcutáneo, estridor, ronquera, disfagia y dolor en el pecho o cuello. En casos tardíos, el dolor de garganta, la fiebre y la hinchazón del cuello pueden indicar el desarrollo de un absceso retrofaríngeo. 

En la evaluación de una posible ruptura faríngea, se recomienda el uso combinado de radiografía simple, tomografía computarizada (TC), fluoroscopia y nasofaringolaringoscopia. 

El diagnóstico diferencial incluye absceso retrofaríngeo, luxación atlantooccipital y neumomediastino. La presencia de enfisema en mediastino, pericardio o tejido subcutáneo en la radiografía debe aumentar la sospecha clínica. 

Este caso clínico ofrece importantes enseñanzas para los profesionales de emergencias. En primer lugar, resalta cómo síntomas aparentemente menores pueden ocultar lesiones graves. 

En segundo lugar, muestra la utilidad de las técnicas de imagen modernas para revelar patologías ocultas. Finalmente, prueba que con un manejo adecuado y oportuno, incluso lesiones complejas pueden resolverse favorablemente. 





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