Estudio revela que la grasa acumulada entre los músculos del muslo podría estar más asociada al riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas que la grasa abdominal.
Por: Laura Guio
Durante décadas, la ciencia ha considerado que la grasa localizada en la parte inferior del cuerpo (especialmente en muslos y glúteos) actuaba como un escudo protector frente a enfermedades del corazón y problemas metabólicos.
Esta visión, sustentada en múltiples estudios, resaltaba los beneficios de la grasa subcutánea en esas zonas. No obstante, un nuevo estudio pone matices importantes a esta creencia al diferenciar entre tipos y localizaciones de grasa.
Una investigación reciente encabezada por la doctora Alba Camacho, del grupo de Biomarcadores de Enfermedades Metabólicas y Óseas del ibs.GRANADA y el Hospital Universitario Clínico San Cecilio, demuestra que la grasa intermuscular en los muslos, es decir, la que se encuentra infiltrada entre los músculos y no debajo de la piel, podría representar un riesgo más elevado para la salud cardiometabólica que la grasa visceral abdominal.
El estudio: Tecnología de punta y un enfoque personalizado
En la investigación participaron 189 adultos con sobrepeso u obesidad, la mitad de ellos mujeres. A cada uno se le realizó un seguimiento intensivo durante dos semanas mediante dispositivos de monitoreo continuo de glucosa, y se les tomaron imágenes por resonancia magnética para cuantificar la cantidad y distribución de grasa intermuscular tanto en el abdomen como en los muslos.
Sumado a eso, se midieron variables clave para evaluar el riesgo cardiometabólico: niveles de glucosa en ayunas, colesterol, presión arterial y perímetro de cintura.
Una grasa que predice más que la abdominalAunque la grasa visceral abdominal ya se reconoce ampliamente como un factor de riesgo para enfermedades del corazón, síndrome metabólico y diabetes tipo 2, este nuevo hallazgo sugiere que la grasa profunda en los muslos podría ser incluso un mejor indicador de riesgo cardiometabólico, particularmente en personas con sobrepeso u obesidad.
Esto contradice la idea generalizada de que toda la grasa en la parte inferior del cuerpo es benéfica. "Los resultados nos muestran que no solo importa cuánta grasa tenemos, sino dónde y cómo está distribuida en el cuerpo", señaló la doctora Camacho.
Un hallazgo con implicaciones clínicas y preventivasLos autores del estudio —entre los que se incluyen también los doctores Manuel Muñoz y Jonatan R. Ruiz, del ibs.GRANADA, el CIBEROBN, el CIBERFES, el Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (iMUDS) y los hospitales universitarios San Cecilio y Virgen de las Nieves de Granada— subrayan la relevancia de diferenciar entre tipos de grasa en la evaluación médica.
"Este tipo de grasa intermuscular podría utilizarse como un nuevo marcador clínico para predecir enfermedades metabólicas, lo que permitiría estrategias de prevención y tratamiento más individualizadas", indica el equipo en sus conclusiones.
¿Cómo se forma la grasa intermuscular?La grasa intermuscular se acumula en mayor medida con el envejecimiento, la inactividad física, una alimentación alta en calorías y en presencia de enfermedades metabólicas.
Se cree que su infiltración en el músculo puede alterar funciones metabólicas clave, como la sensibilidad a la insulina, lo que favorece el desarrollo de resistencia a la insulina, hipertensión y dislipidemias.
El estudio abre nuevas preguntas sobre la utilidad de tecnologías como la resonancia magnética o el escáner corporal como herramientas diagnósticas más precisas.
En un contexto global de aumento de la obesidad, contar con parámetros más específicos para identificar a las personas en mayor riesgo podría optimizar los recursos de los sistemas de salud y mejorar la prevención de enfermedades crónicas.