Hasta el 70 % de las células espumosas en las placas arteriales no provienen de macrófagos, sino de células musculares lisas transformadas, cambiando la comprensión de esta enfermedad cardiovascular.
Por: Katherine Ardila
La aterosclerosis, base de muchas enfermedades cardiovasculares, se caracteriza por la acumulación de lípidos y células inflamatorias en las arterias.
Uno de los principales actores en este proceso son las células del músculo liso vascular (VSMCs), que pueden transformarse en células espumosas cargadas de colesterol, bloqueando progresivamente el flujo sanguíneo.
La solución, según los investigadores, apunta a reactivar la capacidad de estas células para expulsar el colesterol acumulado.
El hallazgo, publicado en la revista Biomedicine & Pharmacotherapy y difundido por Infosalus, ha sido liderado por el equipo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), en colaboración con el Institut de Recerca Sant Pau y el Servicio de Bioquímica Clínica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona.
El papel de las células musculares lisas
Durante décadas se ha creído que las células espumosas que acumulan colesterol en las placas ateroscleróticas provenían únicamente de los macrófagos. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que las células musculares lisas vasculares (VSMCs) también pueden transformarse en células espumosas y, de hecho, llegar a constituir hasta el 70% de estas células en la placa arterial.
Esta transformación deteriora la capacidad de las VSMCs para expulsar colesterol, favoreciendo su retención y perpetuando la progresión de la enfermedad.
Sin embargo, los investigadores encontraron que es posible revertir esta disfunción. Mediante la activación farmacológica del receptor hepático X (LXR), lograron restaurar en las VSMCs la capacidad de movilizar colesterol hacia las lipoproteínas HDL, desde donde puede ser transportado al hígado y eliminado por vía fecal.
Combinación de fármacos mejoraría los resultados
Pero el avance más llamativo surgió al combinar este activador de LXR con otro compuesto que inhibe la enzima acil-CoA colesterol acil transferasa (ACAT). Esta enzima convierte el colesterol libre en colesterol esterificado para su almacenamiento dentro de las células.
En condiciones normales, esta conversión protege al organismo del exceso de colesterol libre. No obstante, en las células espumosas, esta actividad enzimática agrava el problema al fomentar la acumulación intracelular. Al inhibir ACAT, los científicos evitaron este almacenamiento y potenciaron aún más la eliminación del colesterol.
"La combinación de ambos tratamientos mostró un efecto sinérgico. Este hallazgo podría abrir la puerta a nuevas terapias dirigidas contra la progresión de la aterosclerosis", explican Carla Borràs, primera autora e investigadora del CIBERDEM y el Dr. Joan Carles Escolà-Gil, coautor del estudio y miembro del Institut de Recerca Sant Pau y del CIBERDEM.
No obstante, advierte que el reto ahora es desarrollar vehículos de administración específicos que dirijan estos fármacos exclusivamente a las células espumosas, evitando efectos secundarios sistémicos.
El estudio también involucró al CIBERCV, el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona y el CSIC. Los hallazgos representan un paso más hacia tratamientos más precisos y personalizados contra una de las principales causas de muerte a nivel global.