Los hallazgos sugieren que entender esta conexión genética puede abrir nuevas vías terapéuticas y revela un mayor papel de la genética en el SII de lo que se pensaba anteriormente.
Por: Valery Cardozo
El síndrome del intestino irritable (SII) afecta a una de cada diez personas en todo el mundo, con opciones terapéuticas limitadas en eficacia. Sin embargo, un estudio reciente ha descubierto una conexión intrigante entre este trastorno gastrointestinal y enfermedades del sistema cardiovascular.
Dirigido por Mauro D'Amato, del grupo de Investigación en Genética Gastrointestinal en CIC bioGUNE y la Libera Università Mediterranea (Italia), un equipo internacional ha identificado cambios en el ADN asociados con un mayor riesgo de SII.
Se identificaron cuatro regiones genómicas asociadas con un mayor riesgo de SII.El estudio, que involucró a más de 24,000 personas con SII y 77,000 individuos sin síntomas de dos grandes cohortes poblacionales europeas, reveló cuatro regiones genómicas, incluidas dos no reportadas previamente, con cambios genéticos más comunes en los afectados.
Publicados en Cellular and Molecular Gastroenterology and Hepatology, los hallazgos implican genes relacionados con procesos fisiológicos clave, como el control gastrointestinal, la integridad intestinal y el ritmo circadiano.
Leticia Camargo Tavares, de la Universidad Monash (Australia), señaló que estos descubrimientos ofrecen nuevas perspectivas sobre la fisiopatología del SII y destacan posibles objetivos terapéuticos.
La investigación también indica que la heredabilidad del SII puede ser más fuerte de lo que se pensaba anteriormente
Además, el equipo identificó similitudes genéticas entre el SII y enfermedades cardiovasculares como hipertensión y enfermedad coronaria isquémica, lo que sugiere que los enfoques terapéuticos pueden superponerse.
D'Amato destacó que comprender cómo la composición genética subyacente al SII contribuye a las enfermedades cardiovasculares puede abrir nuevas vías terapéuticas.
Los investigadores también señalaron que la heredabilidad del SII puede ser más fuerte de lo reconocido previamente, lo que sugiere un papel más significativo de la genética en este trastorno de lo que se creía anteriormente.
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