El objetivo es sustituir estas pruebas por unos biosensores que ya se comercializan y que son capaces de identificar estos marcadores.
Por: Redacción MSP
Los síntomas de un infarto de miocardio y una miocarditis son muy similares. Sin embargo, los tratamientos son muy diferentes. “La miocarditis se trata con corticoides. Es un tratamiento antiinflamatorio”, resume la investigadora.
Un equipo de investigadores españoles del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), liderado por la doctora Pilar Martín, ha conseguido identificar un marcador biológico, el miR-721 homólogo humano, que está presente en la sangre del paciente y que permite diagnosticar con mucha precisión (la sensibilidad y la especificidad es superior al 90%) la miocarditis, una enfermedad inflamatoria del corazón que puede provocar la muerte.
Hasta ahora esta dolencia, con unos síntomas muy similares al infarto de miocardio, solo podía ser detectada con una técnica muy limitada en muchos hospitales o mediante cateterismos, una prueba invasiva que en ocasiones puede aumentar el riesgo del paciente de fallecer. Las dificultades para diagnosticar esta afección hacen muy complejas las estimaciones sobre cuánta gente la padece.
Un biomarcador o marcador biológico es una sustancia presente en la sangre o en otros líquidos o tejidos corporales, cuya presencia permite detectar una actividad normal o anormal de nuestro organismo.
Por ejemplo, contar con un determinado anticuerpo puede indicar que hemos pasado una enfermedad, como el caso de las ya famosas proteínas IgM e IgG, que protegen frente a la covid-19.
Otros biomarcadores pueden indicar que padecemos una afección o permitirnos estimar hasta qué punto se ha desarrollado una dolencia. Un análisis de sangre que muestre grandes cantidades de antígeno prostático específico, por ejemplo, puede indicar que tenemos cáncer de próstata. Así, el nuevo marcador descubierto por el equipo de Pilar Martín permite identificar que un paciente sufre miocarditis, ya que es exclusivo de las personas que la padecen.
Los ensayos del estudio, publicado por la revista The New England Journal of Medicine, se han realizado en colaboración con varios hospitales y grupos de pacientes de España, Suiza, Italia y EE UU, entre otros. Durante la investigación, la presencia o ausencia de este marcador se ha comprobado con una PCR y una gota de sangre del paciente.
Pilar Martín, investigadora del CNIC, manipula una muestra en su laboratorio. Foto: El País de España. el objetivo es sustituir estas pruebas por unos biosensores que ya se comercializan y que son capaces de identificar estos marcadores.
Sin embargo, el objetivo es sustituir estas pruebas por unos biosensores que ya se comercializan y que son capaces de identificar estos marcadores. De esta forma, se podrá diagnosticar desde una ambulancia o cualquier centro de salud sin tener que pasar por un laboratorio, lo que agilizará el proceso. “La decisión sobre qué tratamiento le vas a dar al paciente tiene que ser una cosa rápida”, comenta Martín.
Los infartos de miocardio requieren un cateterismo y una angiografía para ver si las arterias están obstruidas. Estas técnicas son invasivas y pueden ser dañinas si no se está sufriendo un infarto. Para diagnosticar una miocarditis se necesita realizar una prueba que no puede hacerse en buena parte de los hospitales españoles porque se carece de la técnica necesaria.
A partir de ahora, gracias a esta investigación, financiada con una Beca Leonardo de la Fundación BBVA, será suficiente con un análisis de sangre.
Actualmente, se están llevando a cabo dos registros clínicos a nivel nacional para validar el potencial diagnóstico y pronóstico de este biomarcador. El primero está coordinado desde el CNIC y cuenta con los datos de ocho hospitales españoles.
El segundo, gestionado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC), por la Sociedad Española de Oncología Médica y el propio CNIC, pretende comprobar la efectividad de este marcador en pacientes con cáncer que estén siendo tratados con inmunoterapia. En estos casos, algo menos del 1% de los enfermos desarrollan miocarditis y las probabilidades de morir aumentan hasta el 50%. Una vez se cierren estos registros clínicos, se dará el salto a los hospitales.
“Queremos contribuir a que realmente se llegue a diagnosticar a estos pacientes” dice Martín sobre el descubrimiento. Actualmente se desconoce el número de personas afectadas con esta enfermedad debido a la complejidad para distinguirla.
“[Este sistema de detección] Puede suponer un ahorro espectacular para los sistemas de salud, porque es muy barato y supone mucho menos riesgos para el paciente”. Un tratamiento tardío de esta enfermedad puede ocasionar problemas cardíacos crónicos, que a su vez suponen uno de los mayores gastos sanitarios. Si se detecta a tiempo, “los tratamientos son bastante efectivos”, sigue la experta, “pero un diagnóstico temprano aumenta las probabilidades de éxito”.
Pilar Martín destaca la importancia de apostar por la investigación básica que se hace en los laboratorios. “De un trabajo básico de biología molecular se puede llegar a tener un producto que se puede comercializar y que es positivo para muchos pacientes”, cuenta la madrileña.
“Es muy importante que España haga esa investigación básica para que los clínicos lo puedan trasladar al paciente desde aquí, y no tengamos que importarlos desde otros países, como ha pasado con las vacunas”, remata.
Albert Ariza, presidente de la Asociación de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología, valora el hallazgo como “muy interesante”. Para el experto, este descubrimiento cubre la falta de herramientas para diagnosticar estas enfermedades con una prueba “muy precisa”.
“Cuando hay un dolor en el pecho, diferenciar entre una miocarditis o un infarto de miocardio es muy difícil sin hacer un cateterismo. Por tanto, tener un marcador que se pueda detectar con un análisis de sangre nos ayudaría mucho”, sigue Ariza. “Tener un diagnóstico preciso es muy importante para evitar complicaciones derivadas de nuestro tratamiento” apunta el doctor.
Fuente: El País de España.