Aunque la prevalencia del cáncer de pulmón sigue siendo alta, la mortalidad está bajando debido a la efectividad de terapias dirigidas y las evaluaciones completas en los momentos de detección del cáncer.
Por: Diana Castañeda
Para enfatizar sobre este tema, la Revista Medicina y Salud Pública (MSP) entrevistó al Dr. Pedro Solivan, hematólogo y oncólogo del Hospital Auxilio Mutuo, quien reveló: “hemos sido más proactivos en cuanto a los diagnósticos, y se han encontrado más cánceres en términos de estadios tempranos por eso sube la prevalencia. Y, en Estados Unidos tienen mucho más disponibles las herramientas genéticas, de patología, ellos están trabajando mucho más adelantados por hacer las evaluaciones completas, dando más calidad de tratamiento, es decir, más sobrevivencia”.
Es importante tener en cuenta, que los tratamientos dirigidos no son para todos los pacientes y, ante los comentarios durante la entrevista con MSP del doctor Solivan, estos deben ser evaluados por el profesional de la salud de acuerdo a las comorbilidades de cada paciente.
En cuanto al tratamiento con anticuerpos monoclonales, el experto mencionó que no necesitan un pre-uso, sin embargo, tienden a responder muy bien, aunque siempre deben estar acompañados de quimioterapia en estadios avanzados o recurrentes. No obstante, la inmunoterapia va a funcionar mejor sola.
De acuerdo con Solivan, el aumento de los casos se debe a la detección en estadios tempranos, lo que es favorable para la efectividad de los tratamientos. Así que, el índice de mortalidad no es tan alto comparado con el cáncer de próstata o el cáncer de seno. “Sin embargo, en el mundo sigue siendo la causa número uno”, insistió.
Cáncer de células pequeñas
El galeno dijo que, el tipo de cáncer más común es el de células pequeñas que se aproxima a un 85%.
Este tipo de cáncer tiende a presentarse en aquellos pacientes que hayan tenido mucha interacción con el tabaco y, según el Instituto Nacional del Cáncer las primeras manifestaciones a un posible cáncer son:
- Molestia o dolor en la zona torácica.
- Tos que tiende a ser constante.
- Sangre presente al estornudar o al toser.
- Ronquera descontrolada.
- Dificultades para tragar.
- Pérdida del apetito
- Pérdida del peso sin proponérselo.
- Fatiga y cansancio.
- Hinchazón de algunas venas y la cara