Los expertos argumentan que los tratamientos son cada vez más efectivos y por ello instan a la detección temprana de la enfermedad.
Por: Yolimarian Torres
El virus de la hepatitis C daña lentamente el hígado a lo largo de muchos años, a menudo avanza de una inflamación a un proceso de cicatrización permanente e irreversible, es decir, desarrolla cirrosis.
Expertos coinciden en que las personas no presentan signos o síntomas de enfermedad hepática o solo tienen síntomas leves durante años o incluso décadas hasta que desarrollan cirrosis.
Por esa razón los expertos puertorriqueños han sido enfáticos en que la población se realice pruebas de cernimiento de manera continua para detectar la condición a tiempo y de ese modo, se ataque a tiempo para prevenir en última instancia tener que llegar a necesitar un trasplante de órgano o incluso, fallezcan antes de recibir la atención médica.
Por su parte, el doctor Jorge Santana Bagur, infectólogo y director de la Unidad de Investigaciones Clínicas sobre SIDA (ACTU, por sus siglas en inglés) precisó que se estima que el 4% de las de las personas con hepatitis C crónica desarrolla cirrosis a nivel mundial, estadística que se compara con lo que ocurre con esta enfermedad en la Isla, aseguró.
Por su parte, la gastroenteróloga y hepatóloga, Dra. Bárbara Rosado, indicó que en Puerto Rico el cáncer de hígado también se relaciona con la cirrosis, más allá de la hepatitis C.
La experta precisó que ha disminuido el número de pacientes con la condición de cirrosis y cáncer de hígado gracias a la evolución de los tratamientos“que erradican el virus, obviamente los pacientes graves tienen como única opción el trasplante, pero la tendencia es que a medida que tenemos más opciones para erradicar el virus, la lista de trasplantados ha disminuido”, explicó.
Las terapias nuevas, según la experta, han sido altamente efectivas, pues ya una vez que el paciente desarrolla cirrosis, el tratamiento se centra en evitar que la afección empeore.
Los síntomas de la enfermedad hepática en etapa terminal pueden incluir los siguientes:
*Tendencia al sangrado o formación de hematomas
*Color amarillento persistente o recurrente de la piel y los ojos (ictericia)
*Picazón intensa
*Dolor abdominal
*Pérdida del apetito
*Náuseas
*Hinchazón debido a la acumulación de líquido en el abdomen y las piernas
*Problemas de concentración y memoria
La cirrosis suele avanzar hasta el punto en que el hígado pierde la mayor parte o todas sus funciones: insuficiencia hepática. Además, las personas con cirrosis pueden desarrollar lo siguiente:
*Sangrado del tracto digestivo (gastrointestinal) debido al agrandamiento de las venas del tubo que conecta la garganta y el estómago (esófago), una afección conocida como várices esofágicas
*Daño cerebral y del sistema nervioso debido a la acumulación de toxinas en el torrente sanguíneo (encefalopatía hepática)
*La cirrosis también aumenta el riesgo de cáncer de hígado.
El único tratamiento eficaz para las personas con enfermedad hepática en etapa terminal es un trasplante de hígado.
El virus de la hepatitis C crónica es la causa más frecuente de trasplante de hígado en los Estados Unidos.
La mayoría de las personas que reciben trasplantes de hígado debido a la hepatitis C sobreviven por lo menos cinco años después de sus trasplantes, pero casi siempre el virus de la hepatitis C regresa.
Si se te diagnostica hepatitis C o una enfermedad hepática en etapa terminal, consulta a un médico especializado en enfermedades gastrointestinales o hepáticas (hepatólogo). Los tratamientos más nuevos y eficaces para la hepatitis C pueden eliminar el virus en muchas personas, y reducir así el riesgo de enfermedad hepática en etapa terminal.