La trombosis es una condición que debe ser diagnosticada con arduos estudios ya que se caracteriza por dejar de ser percibida lo que ocasiona fallecimiento en los pacientes
Las cirugías, especialmente de cadera y rodilla o cirugía por cáncer, son procedimientos que hacen del paciente una persona de alto riesgo para trombosis. Esto se mide por la cantidad de sangre que se pierde, las horas de la cirugía y los tejidos afectados.
La trombosis venosa se puede manifestar de dos formas; si bien ambas pueden tener un grado de complejidad leve, pueden llegar a causar la muerte del paciente.
Los problemas de coagulación sanguínea pueden presentarse en cualquier persona. Si el coagulo se desarrolla en venas profundas se podría desencadenar problemas.
Los síntomas que manifieste el paciente son el único medio para que el especialista pueda dar un diagnóstico concreto. Estos signos, usualmente, son la hinchazón, sensibilidad o cambios de color en la piel -como enrojecimiento- en el área afectada. Si en el primer diagnóstico, el médico encuentra estos síntomas es importante que realice pruebas más específicas, no solo para buscar una trombosis, sino para averiguar el origen de otra posible enfermedad.
Existen dos formas de clasificación que son: la trombosis venosa y trombosis arterial esto varía dependiendo si el coágulo se desarrolla en una arteria o en una vena.
Si la magnitud de los síntomas es insuficiente para diagnosticarse de inmediato, el especialista puede ordenar diferentes pruebas. Entre esas las siguientes.
Toda persona mayor de 65 años, pacientes hipertensos, diabéticos y fumador están en un riesgo alto de padecer de la enfermedad arterial periférica