Estos son los diez avances científicos de 2022, según ‘Science’, y el Webb está el primero

El ojo dorado del telescopio espacial James Webb ha mostrado el universo con un detalle sin precedentes.

Por: Agencia SINC


La revista Science ha dado a conocer su ‘top ten’ de 2022. “Elegimos las noticias más importantes de la ciencia del último año, con la vista puesta en su impacto en la investigación y en la sociedad, y también en la ciencia del futuro”, explica a SINC Tim Appenzeller, que dirige la sección de noticias de esta prestigiosa revista y supervisa su equipo mundial de redactores.

Appenzeller reconoce que el hito en fusión nuclear dado a conocer esta semana “se anunció después de que enviáramos a prensa nuestro número sobre los avances científicos, por lo que no pudimos tenerlo en cuenta para este año”. En cualquier caso, la lista la encabeza un claro vencedor: el James Webb, el observatorio espacial más grande de la historia.

espectaculares imágenes del cosmos, el telescopio es capaz de recoger suficiente luz de objetos astronómicos (desde estrellas nacientes hasta exoplanetas) para revelar de qué están hechos y cómo se mueven por el espacio. Estos datos ya han permitido conocer con gran detalle la composición atmosférica de planetas situados a cientos de años luz de la Tierra, ofreciendo pistas sobre su capacidad para albergar vida.

descubrimiento de la bacteria más grande del mundo, con sus complejas estructuras internas, ha sacudido la biología este año. Se supone que los microbios son microscópicos, pero Thiomargarita magnifica puede ser 5000 veces más grande que muchas células bacterianas. Alcanza fácilmente el centímetro de longitud.

Esta bacteria única, parecida a un hilillo, se descubrió por primera vez en hojas en descomposición en un manglar de la isla caribeña de Guadalupe, en las Antillas francesas.

Lo habitual en una célula bacteriana es que su ADN flote libremente en el citoplasma, pero en T. magnifica está en compartimentos llamados pepins unidos a la membrana, una innovación característica de células más complejas. En estas ‘pepitas’ se almacena el código genético de la célula, se lee el ADN y se traduce en proteínas. La presencia de estas ‘pepitas’, junto a al descomunal tamaño de estas bacterias, hacen replantear principios básicos en las ciencias biológicas.

Nature Sustainability. Este arroz perenne cada vez se cultiva más, aunque se sigue investigando cómo mejorarlo y sus posibles efectos sobre el medio ambiente.

ha identificado un efecto llamativo.

Según publicaron en Nature, los supervivientes tenían muchas más probabilidades de ser portadores de variantes genéticas que potenciaban su respuesta inmunitaria frente a Yersinia pestis, la bacteria transmitida por las pulgas que causa la peste. En concreto, descubrieron que tener dos copias de una variante específica del gen ERAP2 estaba fuertemente asociado con la supervivencia a la peste.

Esta variante protectora se encuentra aún hoy en el 45 % de los británicos, por ejemplo. Su persistencia sugiere que siguió siendo favorecida por la selección natural hasta hace poco, probablemente porque la peste fue endémica en Europa y Asia hasta el siglo XIX. Aunque esta protección tiene un precio: la misma variante también confiere un mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, como la de Crohn y la artritis reumatoide.

ADN de al menos 2 millones de años del suelo helado del Ártico.

Su estudio, publicado en Nature, demuestra el poder del ADN ambiental para reconstruir mundos perdidos: en este caso, un bosque costero distinto de los actuales que floreció durante un episodio de clima cálido en el extremo norte de Groenlandia.

Los fragmentos de ADN de 41 muestras ricas en materia orgánica de una gruesa capa de sedimentos amontonados en la desembocadura de un fiordo revelaron un frondoso bosque de álamos, tuyas y otras coníferas; gansos negros y cangrejos herradura; y mamíferos como renos, lemmings y mastodontes. El análisis de los genes antiguos ayudará a conocer mejor las especies y sus adaptaciones, e incluso plantear controvertidas propuestas para volverlos a resucitar.

NASA impactó contra él una nave espacial, alterando para siempre su órbita y demostrando una estrategia que algún día podría salvar a la humanidad.

Cuando la sonda Double Asteroid Redirection Test (DART), del tamaño de un frigorífico, se estrelló a unos 6 kilómetros por segundo contra Dimorphos, de 160 metros de ancho, celebraron el primer simulacro de una misión de defensa planetaria. El objetivo de la NASA era acercar ligeramente a Dimorphos a su compañero, acortando su período orbital.

Pocos días después se confirmó el éxito de la misión. Sus responsables informaron de que el impacto alteró la órbita de Dimorphos alrededor de Didymos en 32 minutos, reduciéndola de 11 horas y 55 minutos a 11 horas y 23 minutos. Se demostraba así una estrategia que se podría seguir si algún día un asteroide amenaza la Tierra.

ganó un concurso de bellas artes. Al mismo tiempo, Meta, Google y otras empresas han lanzado modelos de difusión capaces de crear vídeos.

Por otra parte, siguen las aplicaciones creativas de la IA en ciencia. Las herramientas que predicen la estructura 3D de las proteínas ya fueron uno de los hitos en 2021 y este año han avanzado, e incluso la compañía DeepMind, con su programa AlphaFold, ha logrado predecir la forma tridimensional de más de 200 millones de proteínas de los organismos de la Tierra. Además, esta empresa de Google, ha presentado AlphaTensor, una herramienta que diseña algoritmos más eficientes para gráficos por ordenador, simulaciones físicas y el propio aprendizaje automático. Ha encontrado atajos que los matemáticos humanos habían pasado por alto durante décadas.

el de Epstein-Barr, es un factor esencial en la esclerosis múltiple (EM), una enfermedad en la que el sistema inmunitario ataca a las neuronas. El hallazgo puede conducir a nuevas formas de tratar o prevenir este misterioso trastorno, que provoca síntomas leves en algunos afectados, pero a otros les incapacita gradualmente para hablar o caminar.

Desde hacía tiempo el principal sospechoso de la EM era el virus de Epstein-Barr, que infecta a la mayoría de las personas en la infancia y permanece latente en algunos glóbulos blancos. Transmitido principalmente a través de la saliva, puede provocar mononucleosis infecciosa, o "enfermedad del beso", en adolescentes y adultos jóvenes. Casi todas las personas con esclerosis múltiple tienen anticuerpos contra el virus de Epstein-Barr, pero también los tienen el 95 % de los adultos sanos, lo que dificulta asociarlo como la causa.

Para confirmar la relación, varios epidemiólogos examinaron 20 años de historiales médicos de más de 10 millones de militares estadounidenses. Así comprobaron que prácticamente todos los 801 soldados que desarrollaron EM dieron positivo en las pruebas del virus de Epstein-Barr. Y entre los que inicialmente dieron negativo, una infección posterior multiplicó por 32 el riesgo de padecer esta enfermedad, según informaron en Science.

Pocos días después, otros investigadores publicaron en Nature un posible mecanismo de mimetismo molecular con el que el virus latente puede despertar y causar lesiones nerviosas. Las investigaciones continúan con la vista puesta en el desarrollo de nuevos fármacos.

Fuente: Science


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