Dificultad para conservar los alimentos o la ausencia de suministro eléctrico en los hospitales pueden generar caos sanitario si se mantiene durante mucho tiempo.
Por: Pedro Felipe Cuellar
El huracán Fiona de categoría uno, llegó al suroeste de Puerto Rico, el domingo 18 de septiembre sobre las 3:05 hora local, con vientos máximos sostenidos de 140 kilómetros por hora, y las fuertes lluvias causaron un apagón general, además de inundaciones graves catalogadas como catastróficas por las autoridades de gobierno.
"Como resultado del mal tiempo, el sistema eléctrico ha sufrido varias interrupciones en las líneas de transmisión, las cuales contribuyeron a un apagón en toda la isla", posteó en Twitter, la empresa encargada de la trasmisión y distribución de la electricidad en Puerto Rico, LUMA Energy, y adelantaron que, "debido a la magnitud y el alcance del apagón, el restablecimiento total del servicio eléctrico puede tardar varios días".
La historia del huracán María y la salud pública
En el año 2017, después del huracán María varios hospitales de Puerto Rico sufrieron al tener que posponer todo tipo de intervenciones quirúrgicas y dar el alta antes de lo debido a algunos pacientes, por no disponer de la electricidad necesaria para el buen funcionamiento de un centro sanitario
Esto sumado a la ausencia de maquinaria y las complicaciones de desplazamiento condujeron a la muerte a personas que necesitaba conectarse a respiradores o máquinas de diálisis, afirmando así la dependencia que se tiene a la electricidad, que actualmente mejora la calidad de vida de muchas personas y pacientes, que pueden necesitarla para sobrevivir.
¿Cómo afecta un apagón a la salud pública?
El dilema para la sociedad comienza cuando se desactivan máquinas de hospital, se apagan semáforos, se pierde la cadena de almacenaje o refrigeración de alimentos y medicamentos por lo que la calidad de vida en este punto va en detrimento y queda pendiente de un hilo.
Alerta en los hospitales
Trabajar a oscuras, es un mínimo del problema real y tangible, que es la falta de electricidad en una institución como lo es un hospital, y son los profesionales sanitarios quienes deben buscar cómo trabajar en centros afectados por un apagón eléctrico de larga duración.
Sin electricidad se complican tareas como:
Monitorizar a los pacientes.
Aportarles respiración asistida
Falta de tratamientos, como la diálisis o aquellos que necesitan y depende el flujo eléctrico.
No se pueden realizar pruebas médicas:
Ecografías.
Resonancias.
Radiografías.
Afectando el diagnóstico y tratamiento en muchos de los casos de pacientes que llegan en medio de la tragedia a las áreas de urgencias; ahora bien, los desfibriladores y otros aparatos esenciales en momentos de urgencias se vuelven inútiles y se convierte en un problema esterilizar el material con las máquinas que habitualmente se emplean para ello.
Tampoco funcionan los mecanismos empleados para que los trabajadores del centro se comuniquen entre ellos y con los pacientes y, en definitiva, el caos se apodera del hospital.
La mayoría de centros disponen de generadores que abastecen de electricidad al edificio hasta que se solucione el problema, pero estos pueden ser insuficientes cuando el problema se alarga, especialmente si se da en una situación en la que el acceso al combustible es complicado.
También algunos dispositivos, como los respiradores, pueden funcionar con baterías, pero estas pueden agotarse antes de que el suministro de electricidad vuelva a su estado habitual.
Todo esto ocurre en un momento en el que, además, los ingresos suelen ser más frecuentes, pues a las razones comunes se suman los accidentes de tráfico, las intoxicaciones alimentarias e incluso los casos de violencia callejera desencadenados por el caos.
¡Atención! A la alimentación y su almacenamiento
Uno de los grandes avances que ha alcanzado el ser humano como especie ha sido el desarrollo de técnicas capaces de conservar los alimentos y “limpiarlos” de patógenos que puedan provocar enfermedades al consumidor.
Por eso, los cortes de suministro eléctrico en algo tan simple como un congelador o frigorífico pueden afectar negativamente a la salud.
A largo plazo la carencia de electricidad en la industria alimentaria complicaría el abastecimiento de alimentos seguros a la población, ya que no solo se afectaría a las cadenas de envasado, sino también a máquinas encargadas de realizar técnicas tan necesarias como la pasteurización.
Las granjas, así como las grandes plantaciones dedicadas a la cosecha de alimentos para el consumo humano tampoco podrían seguir con su funcionamiento habitual, porque hoy en día la mayoría de ellas están mecanizadas.
Fuente consultada aquí.