Esto es un fenómeno conocido como anosognosia, que es la incapacidad para reconocer o aceptar que se tiene una enfermedad o un déficit, en este caso, la ceguera.
Por: Katherine Ardila
El síndrome de Anton-Babinski, también conocido como ceguera de Anton, es un trastorno neuropsiquiátrico raro en el que una persona afirma poder ver a pesar de sufrir ceguera cortical, lo que significa que ha perdido la visión debido a un daño en la corteza visual del cerebro.
Este síndrome se caracteriza por la negación de la ceguera, un fenómeno conocido como anosognosia visual, y por la confabulación, donde la persona inventa explicaciones para justificar su incapacidad para ver.
El origen de este síndrome se remonta a la primera descripción hecha por el escritor francés Michel de Montaigne en el siglo XVI. Sin embargo, fue descrito en detalle por el neuropsiquiatra austríaco Gabriel Anton en 1899, cuando atendió a tres pacientes con diferentes déficits sensoriales, todos ellos inconscientes de sus problemas. Más tarde, el neurólogo francés Joseph François Babinski describió la anosognosia visual, lo que llevó a la denominación actual del síndrome.
Ceguera cortical bilateral: A pesar de la nula visibilidad, los pacientes creen ver
Este trastorno es una complicación de la ceguera cortical bilateral, que se presenta cuando ambas áreas visuales del cerebro están dañadas. Los pacientes con síndrome de Anton-Babinski cumplen con varios criterios clínicos, entre los que se incluyen la pérdida total de la percepción de la luz, la preservación de los reflejos pupilares y oculares, y la ausencia de demencia o daño severo en la memoria.
Lo más peculiar de esta condición es que, a pesar de su ceguera, los pacientes creen que pueden ver, confiando en sus recuerdos visuales y otras explicaciones para justificar sus acciones, como tropiezos o la incapacidad para reconocer personas u objetos.
¿Por qué se da el síndrome de Anton-Babinski?La causa más común es un accidente cerebrovascular que afecta los lóbulos occipitales del cerebro, aunque también puede ser provocado por otros factores, como traumatismos, radioterapia, o enfermedades neurológicas degenerativas. El daño suele extenderse a áreas del cerebro que están más allá de la corteza visual primaria, lo que contribuye a la falta de reconocimiento de la ceguera por parte del paciente.
Uno de los casos documentados de este síndrome involucró a un paciente que, tras sufrir lesiones isquémicas en ambos lóbulos occipitales, perdió gradualmente la visión pero continuó afirmando que podía ver.
Aunque falló en pruebas básicas que requerían la identificación de objetos o la orientación espacial, el paciente se justificaba, mostrando una confabulación vívida que es característica de esta condición.
¿Existe un tratamiento para este síndrome?
El tratamiento para el síndrome de Anton-Babinski es complejo y actualmente no existe un abordaje específico. La rehabilitación se enfoca en estrategias sensoriales y adaptaciones ambientales para ayudar al paciente a manejar su ceguera.
Dado que los pacientes no reconocen su condición, el proceso de rehabilitación es particularmente desafiante. Además, es crucial el apoyo de la familia y los cuidadores, así como la intervención de profesionales de la salud mental para abordar el estado emocional del paciente.
Este síndrome a parte de ser un gran desafío médico por todas sus implicaciones, también es un enigma psicológico que sigue siendo objeto de estudio. El cerebro humano, en su esfuerzo por llenar los vacíos causados por el daño cerebral, crea una realidad alternativa en la que el paciente cree poder ver, a pesar de la evidencia en contrario.
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