Daniela Pinto M
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El doctor Laureano Giráldez, otorrinolaringólogo, es el único en Puerto Rico que realiza desde 2014 la cirugía de Da Vinci en pacientes con cáncer de cabeza y cuello.
Esta labor, para la cual entrenó con un mentor con más de 70 cirugías, evita la apertura de la caja ósea de la cabeza en el paciente, reduce el tiempo de recuperación y disminuye las sesiones de quimioterapia.
La cirugía de Da Vinci es una técnica que tiene aproximadamente 13 años y en la que el Dr. Giráldez se encuentra trabajando desde hace seis. Consiste en un robot con extremidades con un cámara que permite la visualización en tres dimensiones. Estos son mucho más pequeños que los instrumentos quirúrgicos utilizados para realizar extracciones. El dispositivo es controlado por el doctor con ayuda de un asistente.
En Puerto Rico solo hay un robot Da Vinci en el Hospital HIMA San Pablo, donde cada año se realizan 400 cirugías al año a nivel abdominal, pélvico, del corazón y en cabeza y cuello; de este último, 40 son realizadas por el Dr. Giráldez, con una duración de tres a cuatro horas aproximadamente.
El bienestar del paciente con la cirugía de Da Vinci
Más allá de las innovaciones tecnológicas, lo primordial para el Dr. Laureano, quien pertenece al Academia Americana de Otorrinolaringología, siempre es el bienestar del paciente durante y después de la cirugía.
A partir de ahí, estudió en la Escuela de Medicina de la Universidad de Puerto Rico (UPR) e hizo su residencia en otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello en la misma universidad. Luego se especializó en desórdenes de voz, tragado y vía aérea en el Emory Voice Center en Atlanta, Georgia.
Continuó sus estudios y adquirió una segunda especialidad en cáncer de cabeza y cuello, cirugía robótica transoral y reconstrucción microvascular en el Departamento de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello en Mount Sinai School of Medicine en New York.
Además de dedicarse a las cirugías e intervenciones, participar en investigaciones académicas y asociaciones, siempre trata de pasar tiempo para compartir con su esposa -quien se encarga de administrar su práctica- y sus tres hijos de seis, cuatro y dos meses. Incluso, de tres a cuatro veces por semana aprovecha para dedicarse a su otra pasión: el surf.