El Síndrome de la Persona Rígida (SPS) es una enfermedad autoinmune inusual que representa un reto significativo tanto en su diagnóstico como en su tratamiento.
Por: Stephania Cortés
El Síndrome de la Persona Rígida (SPS, por sus siglas en inglés stiff-person syndrome) SPS es una enfermedad poco frecuente que provoca rigidez y espasmos musculares progresivos. Los pacientes con este síndrome suelen tener dificultades para caminar debido a la rigidez en los músculos del tronco.
Síntomas y manifestaciones
Esta condición se asocia frecuentemente con diabetes tipo 1 y, en menor medida, con otras enfermedades autoinmunes como la tiroiditis, el vitíligo y la anemia perniciosa. En la mayoría de los casos, los anticuerpos presentes en el líquido cefalorraquídeo atacan las neuronas que utilizan el ácido gamma-aminobutírico (GABA) como neurotransmisor, siendo la enzima descarboxilasa del ácido glutámico (GAD) el principal objetivo de estos anticuerpos.
El SPS suele manifestarse entre los 20 y 50 años, afectando más a mujeres que a hombres. Los síntomas iniciales incluyen rigidez en los músculos del tronco, que empeora lentamente, dificultando la movilidad y causando deformidades en la columna. También se presentan espasmos musculares que pueden ser desencadenados por movimientos bruscos o estrés emocional. A pesar de estos problemas, los pacientes generalmente muestran exámenes neurológicos normales y mantienen sus capacidades intelectuales intactas.
Variantes del Síndrome
El SPS se clasifica en tres categorías principales:
- SPS Clásico: Representa el 70-80% de los casos, con rigidez del tronco, rigidez generalizada y espasmos frecuentes, resultando en una marcha torpe y de base ancha.
- SPS Parcial: Afecta al 10-15% de los pacientes y se presenta principalmente como un síndrome de miembro rígido, con rigidez y falta de movilidad en una pierna.
- Formas Raras: Incluyen variantes como el SPS paraneoplásico y la encefalomielitis progresiva con rigidez y mioclonías (PERM).
El SPS clásico puede provocar disfunciones autonómicas paroxísticas, que en casos extremos pueden causar muerte súbita debido a apnea o paro respiratorio por espasmo diafragmático. Otros problemas incluyen dificultades para tragar y dismotilidad esofágica, aumentando el riesgo de aspiración. La ansiedad puede empeorar la rigidez muscular y los espasmos, lo que a veces lleva a diagnósticos erróneos de trastornos fóbicos.
Diagnóstico y Pruebas
El diagnóstico del SPS se basa en la observación de signos clínicos característicos. Los estudios electromiográficos (EMG) revelan una actividad continua de la unidad motora, que normalmente disminuye con la administración de diazepam, sueño o anestesia. No existen diferencias electrofisiológicas claras entre pacientes con anticuerpos GAD positivos y negativos, y no se han identificado consistentemente cambios neuropatológicos característicos.
Para diagnosticar el SPS, se deben observar las siguientes características:
Rigidez en los músculos del tronco y las extremidades que afecta la movilidad.
Espasmos episódicos desencadenados por movimientos bruscos, ruido o estrés emocional.
Respuesta positiva al tratamiento con diazepam o evidencia de actividad continua de la unidad motora en el EMG que se elimina con diazepam intravenoso.
Conclusión
El Síndrome de la Persona Rígida es una condición debilitante que requiere un enfoque multidisciplinario para su manejo. A pesar de ser poco común, esta enfermedad resalta la importancia de una atención médica especializada y un diagnóstico temprano para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.
Fuente consultada aquí: https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=110128&fuente=mas_comentados