El porcentaje de supervivencia de esta condición supera el 90%.
Por: Jose Ibraim Alape
Benny tenía tan solo 5 meses cuando fue diagnosticado con retinoblastoma ocular, un tipo de cáncer que afecta principalmente a la retina, la capa de células nerviosas en la parte posterior del ojo.
Fue la madre del menor quien, a través de un monitor de visión nocturna, se percató de algo inusual en los ojos del bebé. Fue esta acción la que permitió que el pequeño fuera diagnosticado y tratado oportunamente.
Una enfermedad inusual
En su caso, el tumor era visible como una mancha oscura. Los médicos tomaron medidas inmediatas y realizaron tratamientos de quimioterapia directamente en el tumor, una opción menos invasiva que la quimioterapia convencional, que finalmente salvó el ojo del menor.
Cabe resaltar que este tipo de cáncer es poco común, que puede afectar a niños pequeños y en algunos casos también a adultos. Puede ser hereditario y puede manifestarse en ambos ojos a una edad temprana.
Síntomas de la retinoblastoma y la importancia de estar alerta
Uno de los síntomas característicos del retinoblastoma es la aparición de una pupila blanca cuando se ilumina el ojo, como al tomar una fotografía con flash. Otros indicios incluyen estrabismo, enrojecimiento ocular e inflamación.
Por ello, la detección temprana es clave para el tratamiento efectivo de esta enfermedad. Los oftalmólogos pediatras llevan a cabo exámenes minuciosos y estudios de imagen para evaluar la extensión del tumor. En algunos casos se requiere la atención de un oncólogo o un asesor genético.
El tratamiento varía según la gravedad del tumor y si se ha diseminado. Puede incluir quimioterapia, radioterapia, láser, crioterapia, termoterapia y cirugía (enucleación). El objetivo principal es preservar la visión del paciente siempre que sea posible.
Opciones de tratamiento para pacientes con retinoblastoma
El tratamiento de esta afección depende de la gravedad del tumor y de si se ha diseminado a otras áreas. El objetivo principal es preservar la visión del paciente siempre que sea posible. Las opciones de tratamiento incluyen:
Quimioterapia: Este tratamiento utiliza sustancias químicas para matar las células cancerosas y reducir el tamaño del tumor, lo que puede permitir otros enfoques terapéuticos.
Radioterapia: La radioterapia utiliza rayos de alta energía para eliminar las células cancerosas, y en algunos casos, se emplea una fuente radioactiva cercana al tumor.
Tratamiento con láser: Se utiliza un láser para eliminar los vasos sanguíneos que alimentan al tumor, lo que resulta en la muerte de las células cancerosas.
Crioterapia: Este método implica la congelación y descongelación repetida de las células cancerosas usando nitrógeno líquido.
Termoterapia: El tratamiento con calor se dirige a las células cancerosas para destruirlas.
Cirugía (enucleación): En casos donde otros tratamientos no son viables, se puede optar por la extirpación del globo ocular. Posteriormente, se coloca un implante ocular y, en algunos casos, se crea un ojo artificial personalizado que se asemeja al ojo sano del paciente.
Un ejemplo de detección temprana
La historia de Benny es un testimonio de cómo la vigilancia y la atención médica temprana pueden marcar la diferencia en la lucha contra el retinoblastoma. La detección oportuna y el tratamiento adecuado ofrecen una esperanza real de recuperación. El apoyo médico y el seguimiento constante son esenciales para garantizar el mejor pronóstico para los pacientes afectados por esta enfermedad.
La supervivencia supera el 90 %, sin embargo, la causa principal de mortalidad está relacionada con la diseminación del tumor y su propagación a otras partes del cuerpo.
Actualmente, a sus 18 meses, Benny se recupera satisfactoriamente y recibe atención en el Intermountain Primary Children's Hospital, en Utah.