La seudocirrosis en el cáncer de mama podría ser indicio de metástasis hepáticas

La seudocirrosis tiene un aspecto radiográfico similar al de la cirrosis, pero no tiene sus características patológicas típicas.

Por: Estefanía Santos


Investigadores de un estudio llevado a cabo en la University of California, en San Francisco, Estados Unidos, descubrieron que en un extenso grupo de casos de pacientes con cáncer de mama metastásico con seudocirrosis tenían tumores con positividad a receptores hormonales (RH+), y también metástasis hepáticas extensas.

La seudocirrosis tiene un aspecto radiográfico similar al de la cirrosis, pero no tiene sus características patológicas típicas.

Dicha investigación representa la mayor cohorte de pacientes con seudocirrosis estudiada hasta la fecha. "Aporta información clínica importante sobre la historia natural de esta enfermedad para ayudar a los oncólogos a entender mejor qué pacientes la desarrollan y cuáles complicaciones son las más comunes", señaló la Dra. Laura Huppert, quien presentó los resultados del estudio durante una sesión de carteles en el Congreso Anual de la American Society of Clinical Oncology (ASCO) de 2022.

"Resulta interesante comprobar que las pacientes que desarrollaron ascitis tuvieron una peor sobrevida global que las que no la desarrollaron, algo que no se había comunicado anteriormente", puntualizó la Dra. Huppert, residente de hematología/oncología en la University of California, en San Francisco, Estados Unidos.

En pacientes con cáncer de mama metastásico es frecuente la seudocirrosis y puede dar lugar a ascitis y várices, entre otras complicaciones. "Estos problemas pueden ser bastante debilitantes e incluso poner en peligro la vida de las pacientes. Para diagnosticar y tratar mejor a nuestras pacientes con seudocirrosis, primero queríamos entender la historia natural de esta enfermedad, incluyendo qué pacientes la desarrollan, qué tratamientos han recibido y qué complicaciones son las más frecuentes", detalló.

El estudio fue retrospectivo, lo que impide determinar la causalidad. "Es posible que la biología de la enfermedad con receptores hormonales positivos predisponga a las pacientes al desarrollo de seudocirrosis a través de mecanismos que aún no se han dilucidado. Otra posibilidad es que esto se deba al hecho de que las pacientes con enfermedad de receptores hormonales positivos tienden a tener una mayor sobrevida y reciben tratamiento sistémico durante más tiempo, lo que permite que se desarrolle más tiempo la seudocirrosis en respuesta a dicho tratamiento", continuó la Dra. Huppert.

En futuras investigaciones, la Dra. Huppert planea examinar un grupo de control de pacientes con enfermedades hepáticas que no desarrollan seudocirrosis para comprender mejor los factores que podrían causar la enfermedad. También espera colaborar con los hepatólogos para determinar si los nuevos agentes antifibrosos podrían aplicarse a la seudocirrosis. "Puede haber cosas interesantes que podamos aprender de otras enfermedades y aplicarlas a esta afección", reflexionó.

Los investigadores analizaron los datos de 120 pacientes con seudocirrosis. De estas, 82,5% tenía RH+/HER2- (receptores hormonales positivos y receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano negativo), 11,7% tenía RH+/HER2+, 2,5% tenía HR-/HER2+ y 3,3% tenía triple-negativo. Todas las pacientes tenían metástasis hepáticas y 82,5% tenían más de 15 lesiones hepáticas.

Un total de 92,5% de las pacientes se habían sometido previamente a quimioterapia antes de que se identificara la seudocirrosis y la mediana de tiempo transcurrido hasta el diagnóstico de la seudocirrosis tras el diagnóstico de las metástasis hepáticas fue de 18,7 meses. De las pacientes con seudocirrosis, 50% tenía una enfermedad estable o que respondía al tratamiento.

Después del diagnóstico de seudocirrosis, las pacientes se sometieron a una mediana de 1,0 líneas de tratamiento adicionales y la mediana de sobrevida global tras el diagnóstico de seudocirrosis fue de 7,9 meses. A un total de 80,8% de las pacientes se les diagnosticó ascitis; a 17,5%, várices esofágicas; a 21,7%, esplenomegalia; a 10,0%, hemorragia digestiva, y a 9,2%, encefalopatía hepática.

Las pacientes con datos radiográficos de ascitis sobrevivieron una media de 42,8 meses tras el diagnóstico de cáncer de mama metastásico, mientras que las que no tenían ascitis sobrevivieron una media de 76,2 meses (< 0,001).

La atención especializada fue escasa, solo 7,5% de las pacientes recibió una consulta de gastroenterología/hepatología.

Fuente consultada aquí



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