Según el estudio, se evidenció que las mujeres con bruxismo tienen menor activación del músculo transverso del abdomen, lo que sugiere disfunciones en el control motor profundo.
Por: Katherine Ardila
El bruxismo es mucho más que un problema de dientes y mandíbula. Su alcance se extiende, generando una sobrecarga muscular que puede afectar al cuello, la espalda e incluso el abdomen.
Isabel Mínguez Esteban, profesora de Fisioterapia de la Universidad Europea de Madrid e investigadora del Grupo de Investigación STRONG, afirma que esta condición crea un efecto dominó en el cuerpo.
La evidencia de esta conexión integral proviene de un estudio realizado por Mínguez junto con Vanesa Abuín, también profesora e investigadora de la misma universidad. Su trabajo demostró que las mujeres con bruxismo presentan una activación significativamente menor del músculo transverso del abdomen, un estabilizador profundo clave para el tronco.
Mucho más que un problema dental, un impacto en todo el cuerpoDurante ejercicios de contracción voluntaria, las participantes con este trastorno mostraron una menor variación en el grosor de este músculo, lo que apunta a una activación más limitada y una posible disfunción en el control motor profundo.
Aunque la investigación se centró en mujeres, las autoras consideran que los resultados podrían extrapolarse, en parte, a los hombres. No obstante, afirman que es necesario realizar estudios específicos en varones para confirmar si existe la misma relación directa entre el bruxismo y la función abdominal.
La explicación de esta repercusión a distancia reside en un mecanismo compensatorio. "Nuestro cuerpo tiende a adaptarse", explican las expertas.
El riesgo de no tratar el bruxismo: sobrecargas crónicas y alteraciones posturalesCuando existe una disfunción sostenida en una zona como la mandíbula, la tensión se distribuye a través de las cadenas musculares, comprometiendo la función de áreas alejadas como el abdomen, especialmente en músculos posturales profundos.
Vanesa Abuín precisa: "La tensión mandibular mantenida puede repercutir en otras zonas del cuerpo debido a estas conexiones fasciales".
El peligro, advierten, es que si estas respuestas musculares anómalas no se detectan y tratan a tiempo, pueden derivar en alteraciones posturales y sobrecargas crónicas que perpetúan el dolor.
Frente a esto, las investigadoras defienden la necesidad urgente de adoptar un enfoque global en el tratamiento del bruxismo, que vaya más allá de las soluciones tradicionales como las férulas dentales o las intervenciones psicológicas.
"La integración de ejercicios que incluyan el trabajo de la musculatura abdominal profunda, junto con técnicas de control mandibular, podría ser muy beneficiosa", propone Abuín.
En este sentido, la fisioterapia postural emerge como una herramienta complementaria fundamental. Ambas expertas proponen que un profesional de la fisioterapia realice una valoración postural y funcional, tanto general como específica.
Este abordaje permitiría identificar disfunciones musculares asociadas y trabajar sobre ellas de manera dirigida, prestando especial atención a regiones como la lumbosacra, cuya mecánica también se ve condicionada por la mandíbula.