Los cromosomas, esenciales para nuestro genoma, han sido objeto de estudio por décadas.
Por: Valery Cardozo
Un estudio publicado recientemente ha dado un salto significativo en la búsqueda de comprender y manipular nuestro genoma. Investigadores de la Universidad de Pensilvania han logrado crear un cromosoma humano artificial que puede integrarse en células humanas, un logro que podría tener profundas implicaciones en la biología y la medicina.
Este nuevo avance, que se presenta en la revista Science, marca un hito al resolver un desafío técnico crucial: la estabilidad y la capacidad de transmisión del cromosoma artificial.
Antecedentes en el estudioA diferencia de intentos previos en 1997, donde los cromosomas artificiales generaban genomas aberrantes, el nuevo enfoque ha logrado integrarse al genoma humano sin causar multiplicaciones anómalas. Los científicos crearon este cromosoma artificial en células de levadura y luego lo fusionaron con células humanas, demostrando su estabilidad y capacidad para transmitirse de generación en generación.
Este logro no solo representa un avance técnico notable, sino que también abre la puerta a nuevas posibilidades terapéuticas. Los investigadores sugieren que estos cromosomas artificiales podrían utilizarse para la edición genómica avanzada, superando las limitaciones de las técnicas actuales como CRISPR.
El cromosoma podría aumentar su tamaño en el futuro
El cromosoma artificial presentado en este estudio es solo el comienzo. Con 750,000 letras de ADN, es mucho más pequeño que los cromosomas naturales humanos. Sin embargo, los científicos confían en que podrán aumentar su tamaño y complejidad en el futuro, lo que permitirá aplicaciones biotecnológicas aún más ambiciosas.
Expertos en el campo reconocen la importancia de este avance y sugieren posibles aplicaciones en terapia celular, producción farmacéutica y tratamiento de enfermedades genéticas. Sin embargo, advierten que aún queda mucho trabajo por hacer antes de poder aprovechar plenamente el potencial de esta tecnología.
Este hito representa un paso adelante en el camino hacia una comprensión más profunda y un control más preciso de nuestro genoma, un objetivo que alguna vez pareció inalcanzable pero que ahora se vislumbra más cerca que nunca.
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