Este descubrimiento abre las puertas a nuevos enfoques para controlar este hongo potencialmente mortal.
La candida auris, un hongo altamente infeccioso, el cual se propaga regularmente en entornos médicos, provoca infecciones graves, especialmente en pacientes hospitalizados y residentes de hogares de ancianos. Estudios revelan que más del 30% de las personas fallece dentro de un mes tras ser diagnosticados con esta infección.
Desde su aparición en a nivel mundial en 2012 ha generado gran preocupación, debido a su habilidad para adherirse a distintas superficies, propagándose rápidamente y generando brotes infecciosos de difícil control.
La adhesión, la clave para su persistencia
Investigadores, liderados por Darian Santana, microbiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan en Ann Arbor, revelan cómo este se adhiere, mientras la mayoría de los hongos dependen de interacciones hidrofóbicas para adherirse.
De esta forma, el profesional menciona que, en los hospitales, es muy difícil de eliminar y termina en todas las superficies alrededor de los pacientes.
Teresa O'Meara, microbióloga y genetista explica que: "La mayoría de los hongos producen proteínas adhesivas que dependen de interacciones hidrofóbicas para adherirse a las superficies. Piense en aceite y agua. Las gotas de aceite se congregan con otras gotas de aceite, mientras que el agua es atraída por el agua. De manera similar, las proteínas fúngicas hidrofóbicas se adhieren a superficies hidrofóbicas o repelentes del agua".
Cargas eléctricas
Si bien la candida auris también cuenta con proteínas de adhesión hidrofóbicas, los investigadores descubrieron que principalmente se pega a las superficies mediante cargas eléctricas.
"El hongo produce una proteína llamada SCF1, que contiene muchos aminoácidos cargados positivamente. La carga positiva crea atracción con cargas negativas en las superficies, incluida la piel y los dispositivos médicos. Es similar a la forma en que los percebes (crustáceos) se adhieren a los barcos", menciona Santana.
Rol de la proteína SCF1
La proteína SCF1, a diferencia de otras adhesinas fúngicas, que funcionan a través de las antes mencionadas interacciones hidrófobas, se basa en interacciones catiónicas para la unión a la superficie. Los autores muestran que SCF1, junto con la adhesina conservada, son los principales mediadores de la formación de biopelículas, la colonización superficial a largo plazo de la piel y los dispositivos médicos, y la virulencia en la infección sistémica.
A su vez, el equipo descubrió que en muestras de laboratorio desarrolladas cuando este hongo no contaba con la proteína, no podía propagarse en ratones infectados.
Potencial impacto
El hallazgo podría ser clave en la prevención y tratamiento de infecciones por C. auris, por lo que se vislumbran posibles estrategias como la inhibición de la producción de la proteína para limitar la propagación o el desarrollo de vacunas y anticuerpos que impidan la adhesión del hongo a las superficies, previniendo su proliferación y enfermedad.
Por lo que este descubrimiento abre puertas a nuevos enfoques para controlar este hongo letal, intentando, en futuras investigaciones, profundizar en estrategias terapéuticas que aprovechen estos hallazgos para combatirlas y reducir su impacto en entornos hospitalarios y la salud pública.
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