Tras haber laborado en otras profesiones, se dio cuenta de que su verdadera vocación era la medicina.
Por: María Camila Sánchez
Desde los 14 años, el Dr. Carlos García Gubern empezó a trabajar en algunos hospitales y centros médicos en labores que no propiamente eran de la medicina, pero con el tiempo descubrió que su vocación de servicio impulsado por el gusto de ayudar a otros debía ser más grande e importante y por ello decidió estudiar medicina.
“Yo fui desde mensajero, técnico de farmacia; también trabajé en la cocina y trabajé en mantenimiento. Eventualmente, fui técnico en la sala de operaciones cuando estaba en la universidad y de allí continué con la carrera de medicina”, detalló el director del programa de medicina de emergencia en el Centro Médico Episcopal San Lucas de Ponce.
Adicionalmente, menciona que en esta pasión por salvar vidas también tuvo gran impacto el que miembros de su familia ejercieran como profesionales de la salud, pues su padre y su abuelo eran médico internista y ginecólogo obstetra, respectivamente.
“Yo desde pequeño quise ser un montón de cosas, pero nunca médico. En mi familia abundaba la profesión de la medicina y la administración de hospitales. Durante muchos años de mi vida, tanto mi familia como yo tratamos de buscar otras profesiones no relacionadas con la medicina, sin embargo, me di cuenta de que, lo que más me interesaba en la vida, era ser médico y me enfoqué en el campo de la medicina de emergencia”, añadió.
“Trabajé en casas de corretaje, en bancos, en oficinas de contabilidad y abogacía, pero ninguna de ellas me llenó y terminé ejerciendo como médico”.
Y es que la medicina de emergencia es una especialidad relativamente nueva que data de finales de la década de los 70, de manera que, con el paso del tiempo, empezó a ganar gran popularidad entre el personal médico para cuando él se encontraba en la universidad.
Actualmente, el Dr. García es director del programa de medicina de emergencia en el Centro Médico Episcopal San Lucas desde el 2008, y a modo de anécdota, el especialista reconoce que su ascensión al cargo fue más coincidencial que planeada: “A través de la Escuela de Medicina de Ponce y de la doctora Olga Rodríguez, entendimos que un programa de medicina de emergencias era factible en Centro Médico Episcopal San Lucas de Ponce y yo me di en la encomienda de desarrollar ese programa”.
A lo largo de sus 20 años de trayectoria profesional, el experto reconoce que como emergenciólogo ha sido testigo de muchas experiencias que lo han llegado a impactar no solo como profesional, sino como persona; sin embargo, resalta que estas anécdotas también han sido de aprendizaje para transmitir a otros médicos en formación.
Como emergenciólogo resaltó que durante estos dos años de pandemia ha sido testigo de muchos momentos difíciles que al igual que muchos de sus colegas no esperaba vivir, entre los que destaca la muerte de pacientes que no tuvieron la oportunidad de despedirse de sus familiares.
Por esa razón y no dejó pasar la oportunidad para exhortar al cuidado, la vacunación y la protección de las familias.