Vittorio Sacerdoti, Giovani Borrome y Adriano Ossicini protegieron a un grupo de judíos de los nazis inventando una enfermedad infecciosa llamada “Síndrome K”.
Por: Isbelia Farías
En 1943 una rara enfermedad apareció en Italia, con unos terribles síntomas, infecciosa y mortal, que obligaba a tener en cuarentena a los enfermos. Esta enfermedad fue llamada “Síndrome K” y permitió que muchos judíos se salvaran del exterminio nazi.
En el otoño de 1943 miles de judíos en la Italia ocupada por los nazis fueron enviados a los campos de concentración. Allí les esperaba un grupo de médicos para analizarlos. Pero, entre esos doctores surgió una idea increíble.
La idea consistía en mantener lejos del hospital Fatebenefratello a los nazis, a causa de esa enfermedad tan contagiosa. Los médicos que la idearon se llamaban Vittorio Sacerdoti, Giovani Borrome y Adriano Ossicini. El primero era judío y los otros dos, católicos. Los pacientes recluidos en ese hospital aguantaron hasta que, en junio de 1944, tras la caída de Mussolini, fueron liberados.
Una enfermedad que no existíaLa enfermedad no existía, no figuraba en ningún texto médico. Solo fue un nombre inventado por el médico activista Adriano Ossicini para salvar la vida de judíos y con ese nombre clave, “Síndrome K”, distinguir a los pacientes reales de los judíos que estaban escondidos y no tenían problemas de salud.
Ossicini explicó más tarde:
«La enfermedad se marcó en los informes de los pacientes para indicar que el enfermo no estaba enfermo en absoluto, simplemente era judío. Creamos esos documentos para ellos como si fueran pacientes ordinarios, y en el momento en que tuvimos que decir qué enfermedad sufrieron decíamos que tenían el síndrome K. Aquello significaba que “estoy admitiendo a un judío”, como si estuviera enfermo, pero sabiendo que todos estaban sanos ... La idea de llamarlo Síndrome K fue mía».
En el 2004, Sacerdoti dijo a la BBC que: “Los pacientes estaban en habitaciones de hospital como peligrosamente infecciosas. “Los nazis pensaron que era cáncer o tuberculosis y huyeron como conejos”.
Sacerdoti aún recuerda cuando los nazis llegaron a detener a un grupo de habitantes del ghetoo. Para ese momento, este médico tenía 28 años y trabajaba en un pequeño hospital.
Mucha tos
"En sus historias clínicas escribimos que los pacientes tenían una enfermedad contagiosa, el Síndrome K", manifestó Sacerdoti.
Agregó: "Lo llamamos K por el comandante alemán Kesserling, pero los alemanes creyeron que se trataba de cáncer o tuberculosis y huyeron como conejos".
El Síndrome K salvó a una prima del doctor, Luciana Sacerdoti, que tenía entonces 10 años de edad.
"El día en que vinieron los nazis al hospital alguien tocó a la puerta de nuestra habitación y dijo: 'Tienen que toser, toser mucho porque ellos tienen miedo de la tos, miedo del contagio", recordó Luciana.
Los nazis, asustados de contraer la misteriosa enfermedad, ni siquiera se molestaron en inspeccionar a la gente que había en estas las habitaciones. No sólo eso, con el fin de ayudar a muchos niños, los doctores los entrenaron para que tosieran violentamente ante cualquier inspección.
La historia del Síndrome K no se reveló hasta que transcurrieron 60 años. Se desconoce el número de personas que se salvaron gracias a este invento, pero se estima que fueron decenas.
Fuentes consultadas: BBC y GizModo