Un tratamiento destinado para pacientes pediátricos con hemofilia estaba infectado con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Este hecho es considerado uno de los peores desastres de salud.
Por: Luisa Ochoa
Los casos ocurrieron en Reino Unido durante la década de 1980, allí más de 175 niños diagnosticados previamente con hemofilia, fueron infectados con el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), siendo uno de los peores desastres en tratamientos de salud en el país.
Los testimonios y el impacto del diagnóstico
Linda, madre de uno de los pacientes pediátricos, afirmó que en el año 1986 en una sala de consultas del Hospital Infantil de Birmingham le informaron que su hijo de 16 años había sido infectado con el VIH. El menor había sido diagnosticado con hemofilia a temprana edad, un trastorno hemorrágico hereditario en el cual la sangre no se coagula de manera adecuada.
Al respecto, ella manifestó que, "de repente, el doctor dice 'claro, Michael es VIH positivo', y lo dijo como si estuviera hablando del clima. Sentí un vacío en el estómago. Nos montamos en el auto, le conté a mi esposo y nos devolvimos a la casa en silencio. No hablamos nunca, así fue el shock".
Las irreversibles consecuencias del tratamiento ‘Factor VIII’
Según cifras históricas, para los años de 1970 a 1991, cerca de 1.250 pacientes con problemas de la sangre, fueron infectados con el VIH después haber recibido un tratamiento llamado ‘Factor VIII’, el cual restituye la proteína coagulante ausente en personas con hemofilia. Esta terapia trata y previene las hemorragias en los pacientes que padecen estas condiciones.
Entre esos pacientes se encontraban los más de 175 niños, a quienes se les había recetado el Factor VIII en hospitales, escuelas o clínicas de hemofilia, según el Servicio Nacional de Salud británico.
Durante esos años, la crisis del SIDA estaba comenzando, sin embargo, el estigma de la enfermedad ya era prevalente. Tal es el caso, que un niño de nueve años también con hemofilia resultó positivo en una prueba de anticuerpos de VIH y por ello, decenas de padres retiraron a sus hijos de la escuela primaria Hampshire, tras conocer que el paciente era positivo.
Cabe mencionar que en esa época, la mitad de las personas infectadas con VIH fallecían a raíz de una enfermedad relacionada con el SIDA.
Mezcla del plasma sanguíneo con contaminación vírica
Los medicamentos para el tratamiento de la hemofilia eran importados de Estados Unidos y cada lote tenía la mezcla de la sangre y el plasma sanguíneo de miles de donantes, por ende, aunque uno solo de los donantes fuera positivo para VIH, el virus se podía transmitir en todos los tratamientos.
De acuerdo con el informe de la BBC, las compañías farmacéuticas de Estados Unidos le pagaron a individuos para que donaran sangre, incluso en grupos de alto riesgo como presos y consumidores de drogas.
En el caso de Linda con su hijo Michael, nunca se le informó totalmente sobre los riesgos a los que se enfrentaban con el tratamiento y por ello, los médicos le siguieron prescribiendo el mismo medicamento infectado.
Síntomas del VIH en pacientes con hemofilia
Estos pacientes pediátricos empezaron a evidenciar problemas de salud durante su adolescencia, presentando sudoración nocturna excesiva, fiebre glandular y un fuerte episodio de influenza. Sin embargo, estos no serían los únicos síntomas, ya que con el transcurso de los años, Michael, el hijo de Linda, perdió peso, sentía fatiga y pérdida de la memoria.
Linda y Michael: víctimas del tratamiento ‘Factor VIII’
Pese a que lo trasladaron al hospital de Heartlands, en Birmingham, Michael desarrolló meningitis, además de neumonía, ambas relacionadas al VIH con el que se había infectado cuando era niño mediante este tratamiento para la hemofilia. Él falleció en 1995, a la edad de 25 años.
Fuente consultada: BBC.