Enfatiza que en la ciencia los datos se extraen de estudios validados y clínicamente significativos
Por: Estefanía Santos
Son frecuentes las manifestaciones en las diferentes redes sociales, donde las mujeres relatan alteraciones en sus ciclos menstruales después de haber recibido la dosis correspondiente contra el COVID-19. Dichas afecciones incluyen cambios en la duración y regularidad de los ciclos y en la duración e intensidad del sangrado, entre otros.
Sin embargo, en exclusiva para la especialidad de Ginecología y Obstetricia de la Revista de Medicina y Salud Pública, el Dr. Nabal Bracero, presidente de PROGyn, que agrupa a Ginecólogos y Obstetras de Puerto Rico, aseguró que un grupo de investigadores en Estados Unidos desarrollaron una aplicación, mediante la cual 2000 pacientes mujeres incorporaron la data sobre su ciclo menstrual, con el objetivo de determinar alguna anomalía en este. “Utilizando esa información de los pacientes no se identificó ninguna discrepancia en los patrones de menstruación de estas mujeres”.
Insistió en que estos resultados arrojaron una diferencia de 0.5 días de retraso del flujo menstrual, lo que no se puede atribuir a una alteración que genere riesgos o algún peligro para la capacidad reproductiva de la mujer, su ovulación o para su salud en términos generales.
“Cuando uno analiza clínicamente desórdenes en la menstruación, va a querer buscar ciclos más cortos de 21 días, por ejemplo, o más largos de 35 días” aseguró el Dr. Bracero. Es decir, “si una mujer veía su ciclo cada 28 días, después de la segunda vacuna, quizás por tres meses, pueda verlo cada 27 o cada 29 días, lo cual para la literatura médica no es un cambio significativo”.
Estos procesos investigativos determinaron que estas anomalías en mujeres con un ciclo menstrual regular desaparecían aproximadamente a los dos o tres meses de haber recibido la vacuna contra el SARS-CoV-2. Se debe tener en cuenta que no todas las mujeres ven la regla cada 28 días, o pueden presentar ausencia de la misma, y estos cambios están condicionados por factores terciarios como lo es síndrome de ovario poliquístico o perimenopausia.
“En la ciencia siempre hay que establecer lo que es estadísticamente significativo y lo que es clínicamente significativo, y aunque las mujeres presentaron ese retraso de medio día se documentó que era información estadísticamente significativa, pero clínicamente no representa ningún tipo de amenaza”, explicó el especialista.
Dicho esto, el experto llama a la población general a cumplir con los esquemas de vacunación establecidos por las autoridades sanitarias, teniendo la plena convicción de que estos biológicos son seguros para las mujeres y en especial para las mujeres embarazadas. “Es segura para todo el mundo; es segura para las mujeres y las personas en edad reproductiva, y no tiene ningún impacto en la fertilidad de la mujer. Se está sospechando que quizás tenga un impacto en la fecundidad de los hombres, ya que puede afectar la concentración de esperma, sin embargo, no hay evidencia científica que lo compruebe hasta el momento”.
“El COVID-19 desgraciadamente va a quedarse por ahí dando vueltas y entre más sepamos cómo combatirlo y cómo optimizar la vacunación, mejor vamos a poder llevar la información y vamos a poder guiar al paciente” concluyó el Dr. Nabal Bracero.