La psoriasis es una enfermedad inflamatoria que afecta a la piel de múltiples formas, llegando a provocar manchas y deformidades en las uñas. Se trata, esencialmente, de una aceleración del ciclo vital de las células de la piel, provocando que esta se acumulen rápidamente en la superficie formando escamas y manchas rojas que llegan a causar ardor e incluso dolor. Se trata de una enfermedad crónica, que puede aparecer y desaparecer, pero el tratamiento actual tan solo alivia los síntomas sin llegar a la curación total.
Existen múltiples variedades de la enfermedad, afectando a distintas localizaciones según el tipo de psoriasis. La causa se desconoce, aunque se sospecha que existe alguna relación con un mal funcionamiento del sistema inmune, como en determinados trastornos gastrointestinales.
De hecho, un nuevo trabajo publicado en JAMA Dermatology sugiere que el hecho de sufrir psoriasis duplicaría el riesgo de sufrir otras enfermedades inflamatorias, como es el caso de la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn, dos trastornos inflamatorios gastrointestinalescuya causa también es desconocida, pero también se sospecha que existe un mal funcionamiento del sistema inmune.
La psoriasis y la enfermedad inflamatoria intestinal
Tanto en la colitis ulcerosa como en la enfermedad de Crohn se sufre una inflamación crónica del tracto gastrointestinal, de forma específica en el colon o intestino grueso en la colitis ulcerosa, o bien en todo el tracto gastrointestinal en la enfermedad de Crohn. De la misma forma que sucede con la psoriasis, ambas enfermedades son de causa desconocida y no tienen cura, dado que los tratamientos actuales tan solo pueden controlar los brotes o episodios de intensificación de los síntomas.
En este nuevo trabajo, a cargo de los investigadores del Hospital Chang Gung Memorial de Taiwán, se habría detectado una relación más allá de las similitudes entre las enfermedades. De hecho, los mismos investigadores sugieren que los pacientes que sufren psoriasis deberían ser informados sobre su riesgo de sufrir, a su vez, enfermedades inflamatorias intestinales.
Como bien recuerdan los autores, tanto la psoriasis como las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) se han relacionado con un mal funcionamiento del sistema inmune. Por un lado, en la psoriasis el sistema inmune parece sufrir una hiperactividad, desencadenando la inflamación y el rápido desarrollo de nuevas células epidérmicas; por otro lado, en las EII, el sistema inmune responde de forma exagerada a desencadenantes del entorno que en una situación normal no causarían tales reacciones, lo que lleva a la inflamación intestinal crónica.
Cabe recordar que otros trabajos anteriores ya habrían sugerido una relación genética entre ambos tipos de trastornos. Sin embargo, en esta ocasión se analizaron hasta nueve estudios previos con más de 7 millones de participantes, comparando a los individuos que sufrían psoriasis y sus posibilidades de sufrir otras enfermedades acompañantes.
Según sus conclusiones, los individuos con psoriasis tenían hasta 2,5 veces más riesgo de sufrir enfermedad de Crohn, y hasta 1,7 veces más riesgo de sufrir colitis ulcerosa en comparación a los individuos sin psoriasis. Los investigadores hipotetizan sobre una probable relación genética o inmune, incluso podría existir alguna alteración en el microbioma intestinal que desencadenase ambos trastornos. De hecho, ya en 2015 un trabajo concluyó que los individuos con psoriasis poseen una menor variedad de bacterias intestinales, algo que también se ha detectado en los pacientes con EII.
Aún así, el trabajo tan solo ha detectado una relación observacional, pero no un vínculo claro causal entre ambos tipos de trastornos. Así mismo, cabe destacar que todos los estudios se realizaron en países occidentales, por lo que no se sabe si en otras zonas del planeta se detectaría tal relación.
Las otras enfermedades relacionadas con la psoriasis
Por desgracia, las EII no son las únicas enfermedades que se han relacionado de una forma u otra con la psoriasis, dado que hay algunas más con mayor o menor potencial.
Una de estas enfermedades es la artritis psoriásica, una forma de inflamación articular de origen inmune que afecta hasta el 20% de los individuos que sufren psoriasis. Según datos de la Clínica Mayo, la mayoría de los individuos desarrollan primero la psoriasis y posteriormente la artritis psoriásica, pero en ocasiones la evolución puede darse al revés y aparecer inicialmente los problemas articulares.
Dentro de esta enfermedad destaca el dolor articular, la rigidez y la hinchazón, pudiendo afectar a cualquier articulación del cuerpo (incluyendo las yemas de los dedos y la columna vertebral), destacando entre ellas las falanges de manos y pies y la zona lumbar. Como sucede con la psoriasis de la piel, en la artritis psoriásica existen periodos sin síntomas y "brotes" de la enfermedad. No existe cura, por lo que los tratamientos actuales solo controlan los síntomas e intentan prevenir el daño en las articulaciones a largo plazo.
Por otro lado, algunos estudios anteriores habían relacionado la psoriasis con el riesgo de sufrir un infarto o un ictus, es decir, con un mayor riesgo cardiovascular. Recientemente, en febrero de 2018, se publicó en la revista Cureus una revisión de la literatura actual respecto a tal relación.
Se sabe que los individuos con psoriasis son más proclives a fumar y sufrir sobrepeso, diabetes, hipertensión e hipercolesterolemia. De hecho, Ya en 2017, un metaanálisis publicado en PloS ONE revisó la relación entre la psoriasis y el síndrome metabólico, confirmando que existe tal relación. Pero esta revisión sugiere que la psoriasis por sí misma podría ser un factor de riesgo cardiovascular independiente. Dicha revisión sí establece una clara asociación entre el trastorno dérmico y el riesgo cardiovascular, pero, de nuevo, no se ha detectado una relación causal, por lo que sugieren la necesidad de llevar a cabo más estudios. Aunque, eso sí, sugieren que deberían llevarse a cabo medidas preventivas en lo que concierte al riesgo cardiovascular en aquellos pacientes que sufren psoriasis.
Finalmente, la psoriasis también se ha relacionado con un aumento del riesgo de sufrir depresión. Así lo afirmó un estudio presentado en la Reunión Anual de la Academia Americana de Dermatología en Nueva York, durante el pasado año 2015. Según dicho trabajo, tras estudiar datos de 12.382 adultos con psoriasis, se detectó que un 16.5% de ellos tenían criterios de depresión mayor.
Tras tener en cuenta posibles factores de confusión como la edad, raza, sexo, IMC, actividad física, consumo de alcohol y/o tabaco y el hecho de sufrir enfermedades previas, se llegó a la conclusión de que el hecho de sufrir psoriasis de forma independiente podría duplicar el riesgo de depresión en comparación a los individuos sanos. Pero, de nuevo, no se pudo determinar una relación causal entre ambas enfermedades.