Extraños episodios de sudoración excesiva a la que los médicos no hallaban una explicación, en realidad eran el síntoma más visible de convulsiones provocadas por epilepsia, una condición difícil de diagnosticar acertadamente en un buen número de casos.
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
El diagnóstico de epilepsia, por lo general, depende de la intensidad de los movimientos convulsivos del paciente. Estos espasmos permiten que los profesionales de la salud detecten a tiempo la condición y decidan el tratamiento más adecuado. De acuerdo con estadísticas internacionales de la OMS, en el mundo existen alrededor de 50 millones de personas afectadas con este trastorno neurológico, siendo el 80% personas pertenecientes a países de ingresos bajos y medianos.
Sin embargo, un extraño caso de epilepsia que tardó tres años en detectarse fue dado a conocer este lunes en la revista 'Annals of Internal Medicine'. En la publicación, los médicos Mark K. Chelmowski y George L. Morris hacen un estudio detallado sobre el proceso de diagnóstico. El caso se presentó en un hombre de 60 años cuyo único síntoma eran episodios de sudor que se manifestaban sin ninguna explicación o como consecuencia de factores externos. Ante este síntoma, el hombre buscó ayuda médica.
Al practicarle exámenes de rigor, los resultados que arrojaban eran normales, por lo que le aseguraron en reiteradas ocasiones que se encontraba en perfecto estado de salud. Según los datos proporcionados por el paciente, durante el mes podía sufrir hasta 8 de este tipo de episodios, sin que sintiera repercusiones inmediatas en su salud. Durante una visita al consultorio médico, quienes lo atendieron presenciaron uno de estos episodios.
Minutos antes de que sufriera el fenómeno, el hombre mencionó a los galenos que “sintió que se acercaba, bajó la cabeza y disminuyó la respuesta verbal durante aproximadamente dos minutos”. En la publicación original, los médicos tratantes explican que era un episodio de sudoración 'profusa' que dejó un charco de sudor en la superficie en la que examinaron al paciente. Además, resaltaron que en el instante en que se presentó la excesiva sudoración, también cambiaron los patrones de respuesta del paciente ante estímulos, un indicio que "sugería convulsiones".
Esta última característica y la capacidad rápida de acción obligaron a los médicos a practicar una electroencefalografía ambulatoria (EEG). Este test registra la actividad eléctrica que se produce en el cerebro. Cuando se realiza de manera ambulatoria, se detecta dicha actividad durante un periodo de tiempo determinado y prolongado, por lo cual puede hacerse sin ingresar al paciente a hospitalización.
Tras la prueba, los médicos detectaron que los episodios de sudoración en realidad eran convulsiones producidas en el lóbulo temporal. Desde el diagnóstico, se recetaron medicamentos anticonvulsivos al paciente, quien solo ha manifestado pocos episodios en los últimos 18 meses.
En declaraciones a CNN, el doctor Christopher Ransom, profesor asistente de Neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y que no hizo parte del caso mencionó que “Diagnosticar las convulsiones y la epilepsia suele ser un gran desafío, en parte porque las convulsiones pueden reproducir casi todo lo que somos capaces de experimentar, dependiendo de la parte del cerebro en que comienza un ataque y en qué parte del cerebro se contagia”. Además resaltó que "los médicos con frecuencia tienen que hacer una prueba o ser testigos del ataque de un paciente para diagnosticar la causa de los síntomas".
Por otro lado, Ransom afirmó que en algunos casos, la sudoración y el enrojecimiento son provocados por episodios de emanaciones,también considerados como convulsiones o efecto posterior a la convulsión. Sin embargo, reiteró que es en la primera fase de la convulsión cuando los afectados dan muestras de alteraciones comportamentales y se manifiestan síntomas más complejos.
No hay muchas afecciones médicas que produzcan síntomas neurológicos transitorios, recurrentes y altamente estereotipados, y los ataques epilépticos encabezan la lista de diagnósticos a tener en cuenta”, dijo Ransom a CNN. “Este caso, sin embargo, produjo un desafío particular porque [el] paciente inicialmente solo describió el patrón cíclico de sudoración, sin síntomas neurológicos. No fue hasta que se observó directamente que las alteraciones del comportamiento, vistas como respuestas verbales lentas, fueron reconocidas al acompañar los episodios de sudoración intensa”.