Los hombres que rechazaban los órganos de las mujeres

En la donación de órganos, el sexo importa. Un análisis exhaustivo del Registro Español de Trasplante Cardiaco encontró que los hombres que reciben un corazón de mujer

Por: Medicina y Salud Pública


Las diferencias fisiológicas e inmunes entre los sexos aumentan el riesgo de rechazo en los trasplantes

En la donación de órganos, el sexo importa. Un análisis exhaustivo del Registro Español de Trasplante Cardiaco encontró que los hombres que reciben un corazón de mujer tienen más posibilidades de morir en el mes después de la operación que los que reciben el órgano de otro varón. De hecho, dos décadas de investigaciones científicas confirman que, en general, cuando los sexos de donante y receptor no coinciden, es más probable que surjan complicaciones. Pero no está claro por qué. En el caso del corazón, se suele achacar el efecto a la diferencia habitual de tamaño y fuerza entre los órganos masculinos y los femeninos —exacerbada porque los donantes suelen ser hombres jóvenes y las donantes, mujeres mayores—. Pero hay otro aspecto variable que afecta a todos los trasplantes: la respuesta inmune.

Una nueva revisión de las investigaciones de trasplantes, publicada en la revista Trends in Immunology, pone de relieve las idiosincrasias del sistema inmune de cada sexo; éstas pueden impactar al éxito de los trasplantes disparejos y, sobre todo, de trasplantes con donantes de sexo femenino, en el caso de algunos órganos. Normalmente, entre dos y 10 de cada 100 trasplantes producen disfunción al cabo de un año. Según los científicos, las diferencias sexuales pueden acarrear un aumento en el riesgo de fracaso o de rechazo de hasta el 20%, en los peores casos. Stefan Tullius, médico del Brigham and Women's Hospital (EE UU) y autor principal del estudio, opina que estas diferencias son “sutiles pero muy relevantes”. “No deberían afectar a la distribución actual de órganos donados, porque bastante cuesta encontrarlos para todos los pacientes que los necesitan, pero necesitamos entender las diferencias sexuales para individualizar los tratamientos en cada caso”, agrega el investigador.

En el trasplante renal, la combinación de donante mujer con receptor varón también conlleva un mayor riesgo de fracaso que cuando ambos son hombres. Como en el caso del corazón, tradicionalmente se ha recurrido a explicaciones fisiológicas: un riñón más pequeño —como suele ser el de la mujer— tiene menos nefronas y no cumple la necesidad de filtrado de un paciente masculino, que suele tener mayor envergadura que la donante. El hecho de que los trasplantes renales de niños a adultos también sean menos exitosos de lo habitual presta apoyo a esta hipótesis. Pero, sorprendentemente, el trasplante renal de mujer a mujer también tiene menos éxito, de media, que el de hombre a mujer. El riesgo es menos acusado que cuando la donante es mujer y los sexos no coinciden, pero apunta a una característica intrínseca del riñón femenino, y no del trasplante entre sexos, como la causa de los fallos.

Existen unos 50 genes en el cromosoma X que desempeñan funciones inmunitarias, y estos podrían estar más activos en las mujeres, que poseen dos copias del mismo. Además, el cromosoma Y, exclusivo de los varones, alberga componentes genéticos que codifican antígenos solo masculinos; esto podría causar rechazos en trasplantes de hombre a mujer. “Se ha demostrado en trasplantes de médula ósea que la reacción [de las mujeres] al cromosoma Y puede afectar al trasplante”, explica Tullius. Pero el efecto no se ha observado en trasplantes de órganos sólidos; “en éstos las evidencias actuales apuntan a que los órganos masculinos causan respuestas inmunes menos potentes”, añade.

Los médicos coinciden en que estas investigaciones no deben afectar a la distribución de órganos donados con las listas de espera actuales, pero opinan que sí son útiles de cara al desarrollo de tratamientos individualizados. “Ajustando el resto de factores que influyen en la supervivencia postrasplante [...] no es contraindicación absoluta, ni mucho menos, poner un corazón de mujer a un varón, y hay pacientes que van muy bien. Lo esencial es individualizar cada paciente”, defiende Ayesta. Los autores de la investigación apuntan que, junto a la inmunosupresión, se podrían desarrollar terapias para bloquear ciertos receptores hormonales, y así atenuar las diferencias inmunitarias entre hombres y mujeres mediadas por hormonas sexuales. Pero en cualquier caso aseguran que los trasplantes entre sexos no deberían ser causa de preocupación para los pacientes. “El mayor riesgo es no trasplantar”, resume Martín.



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