Ictericia, náuseas, hepatomegalia y otros síntomas de daño hepático inducido por medicamentos

Los expertos utilizan el término de lesión hepática inducida por fármaco para referirse al daño hepático que producen los medicamentos, tanto si se producen síntomas como si no.

Por: Mariana Mestizo Hernández


Hay ciertos medicamentos, como las estatinas que son utilizadas para tratar la concentración elevada de colesterol, pueden aumentar los niveles de enzimas hepáticas y causar daños en el hígado, usualmente leves, pero sin síntomas. 

No obstante, se pueden seguir prescribiendo estatinas a las personas con enfermedades hepáticas crónicas ya que estos fármacos no presentan riesgos adicionales en comparación con las que no tienen enfermedad hepática.

Sin embargo, las estatinas no se prescriben en aquellas personas que tienen cirrosis descompensada que es un estadio avanzado de cirrosis en donde el hígado ya no puede funcionar correctamente, por los efectos adversos que pueden causar.

¿Qué otros daños puede presentar el hígado por el uso de ciertos fármacos?

Ahora bien, son pocos los fármacos dañan el hígado lo suficiente como para causar síntomas, como un color amarillo de la piel y los ojos (ictericia), dolor abdominal, prurito y tendencia a presentar hematomas y sangrado.

Por ello, los expertos utilizan el término de lesión hepática inducida por fármaco para referirse al daño hepático que producen los medicamentos, tanto si se producen síntomas como si no. El término también incluye los daños causados por drogas recreativas y plantas medicinales y los complementos nutritivos.

(Vea también: Desconocimiento sobre ictericia, piel amarilla y cáncer genera debate por "humor negro" en redes)

Causas

El hígado es el órgano encargado de ayudar al cuerpo a descomponer ciertos medicamentos, estos incluyen algunos medicamentos que se compran sin prescripción, sin embargo, no todos los organismos son iguales y el proceso puede ser más lento en algunas persona, haciéndolas más propensas a presentar daño hepático.

Por ende, los analgésicos y los medicamentos para bajar la fiebre que contienen paracetamol o acetaminofeno son una causa frecuente de daño hepático, comúnmente, cuando se toman dosis más altas de las recomendadas, asimismo, los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno, diclofenaco y el naproxeno, también pueden causar hepatitis inducida por fármacos. 

Cabe resaltar que las personas que beben alcohol de manera excesiva son más propensas a presentar este problema.

Factores de riesgo

Por lo general, se consideran factores de riesgo para el daño hepático en personas, mayores de 18 años, que presenten obesidad, mujeres en embarazo, factores genéticos que hace que la persona en cuestión sea más susceptible a los efectos de un fármaco y el consumo de alcohol que aumenta el riesgo de daño hepático debido a que cambia la forma en la que los medicamentos se metabolizan en el hígado y reduce el aporte por parte del organismo de un antioxidante que ayuda a proteger dicho órgano.

Síntomas de una lesión hepática relacionada con fármacos

Los síntomas del padecimiento pueden ser comunes, como cansancio, sensación de malestar general, náuseas, prurito y pérdida de apetito o más graves como ictericia, hepatomegalia, dolor en la parte superior derecha del abdomen, confusión, desorientación y disminución del estado de alerta. 

Si la lesión es grave la persona se deriva al especialista, y puede llegar a ser necesario un trasplante de hígado.

Tratamiento

Ciertamente, cuando se presenta un daño hepático por medicamentos, lo que usualmente se debe hacer es dejar de tomar el fármaco, sin embargo, medicamentos como el paracetamol, pueden causar un daño grave en el hígado, por lo cual, la persona debe ir urgentemente al médico, donde podrá recibir tratamiento agudo y suministro de líquidos por vía intravenosa.

Prevención de las lesiones hepáticas relacionadas con fármacos

De ahí que, cuando se usan ciertos medicamentos que pueden dañar el hígado como las estatinas, a veces los médicos hacen análisis de sangre periódicos para controlar los niveles de enzimas hepáticas, lo que permite detectar los problemas a tiempo y puede ayudar a prevenir el daño hepático. No obstante, para la mayoría de los fármacos, no se lleva a cabo el control de las enzimas hepáticas.


Fuente consultada aquí.





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