Investigadores del IBEC y la UPC describen el mecanismo que explica cómo nuestras células pueden deformarse de forma extrema sin romperse.
Jano
Investigadores del IBEC y la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) describen el mecanismo que explica cómo nuestras células pueden deformarse de forma extrema sin romperse.
Con cada latido del corazón y cada inspiración en los pulmones, las células de nuestro cuerpo experimentan de forma rutinaria grandes deformaciones. Estas deformaciones son aún más pronunciadas cuando las células se organizan para dar forma a nuestros órganos en la etapa embrionaria, o cuando invaden tejidos sanos a través de poros estrechos durante la metástasis del cáncer. Hasta ahora, el mecanismo que permitía a las células deformarse sin romperse era un misterio.
Ahora, investigadores del IBEC y la UPC han identicado una nueva propiedad física de las células, a la que denominan superelasticidad activa, que explica su capacidad para soportar deformaciones extremas. El equipo, dirigido por Marino Arroyo y Xavier Trepat, desarrolló una técnica para someter tejidos epiteliales (capas celulares delgadas que cubren las superficies internas y externas del cuerpo) a deformaciones muy grandes, hasta de cuatro veces su tamaño original. Estos tejidos son fundamentales para la vida, ya que protegen el cuerpo de la radiación, los contaminantes y de los patógenos. También son los responsables del intercambio de gases en los pulmones, la absorción de nutrientes en el intestino y la excreción de orina en los riñones.