El manejo de la ansiedad y de la depresión es importante porque son factores que empeoran las condiciones y que hacen más difícil el control de estas condiciones.
Por: Belinda Burgos
A diferencia de la enfermedad de Crohn, la colitis ulcerosa es una Enfermedad Inflamatoria del Intestino (EII) que afecta solamente el intestino grueso o colon.
La inflamación puede afectar parte o todo el colon. El síntoma característico es diarrea con sangre, según la gastroenteróloga e investigadora de las EII en Puerto Rico, Dra. Esther Torres.
“Los síntomas claves de la colitis es la diarrea persistente con sangre”, puntualizó.
Igualmente los médicos alertan el que esta enfermedad pueda ser diagnosticada a tiempo debido al riesgo que existe de desarrollar cáncer de colon debido a la severidad de la inflamación que puede persistir por años.
Prevención y estilos de vida
Lo primero que todo paciente debe cambiar en su diario vivir es su elección por los alimentos, eliminando el consumo de toda comida “chatarra”, con abundante grasa saturada y procesada.
“Hay que enfatizar el que estos pacientes opten por un estilo de vida saludable. En los próximos años podremos afinar mucho más en cómo influencian los alimentos en este tipo de enfermedades, pero hasta el momento el paciente puede hacer un diario para identificar los alimentos que tolera y no tolera y optar por una nutrición adecuada, baja en azúcares y nada de embutidos” explicó.
“Es bien importante también el manejo del estrés y el estado emocional de estos pacientes. El manejo de la ansiedad y de la depresión es importante porque sabemos que son factores que empeoran las condiciones y que hacen más difícil el control de estas condiciones. El control de las emociones es importante como igualmente es el descansar y el eliminar el uso del cigarrillo y del alcohol. También es esencial el manejo médico”, abundó.
Igualmente destacó el beneficio de realizar ejercicios físicos en esta población de pacientes.
Entre los síntomas de la colitis se encuentran:
-Diarrea, a menudo con sangre o pus.
-Dolor y cólicos abdominales.
-Dolor en el recto.
-Sangrado rectal (presencia de una pequeña cantidad de sangre en las heces).
-Necesidad imperiosa de defecar.
-Incapacidad para defecar a pesar de la urgencia.
-Pérdida de peso.
-Fatiga.