Dentro de los órganos afectados por la diabetes, los riñones hacen parte de los más perjudicados. A los daños que sufren a causa de la enfermedad, se les conoce médicamente como nefropatía.
Por: Solangy Lozano
Agencia Latina de Noticias de Medicina y Salud Pública
Dentro de los órganos afectados por la diabetes, los riñones hacen parte de los más perjudicados. Y esta patología se le conoce médicamente como nefropatía.
La nefropatía describe la pérdida gradual de la función renal. Es decir, de la filtración de desechos y exceso de líquido en la sangre que se eliminan mediante la orina, función que cumplen los riñones en el organismo.
A nivel mundial, se considera que una de cada diez personas sufre de insuficiencia renal, y que muchos pacientes afectados por esta patología no conocen de su estado. Una cifra que en Puerto Rico se estima es dos de cada diez o el equivalente a cerca del 20% de la población.
Mantener la sangre limpia y equilibrada es una de las funciones vitales del riñón. Solo así el cuerpo humano puede almacenar el glucógeno -sustancia presente en el hígado y músculos que se convierte en glucosa cuando el organismo lo requiere-. Esta sustancia, tal y como explicó la endocrinóloga Myriam Allende, es una fuente de energía.
Cuando se presenta un nivel alto de azúcar en la sangre, el exceso de glucosa puede dañar los vasos sanguíneos de los riñones. Como consecuencia, éstos dejan de funcionar correctamente, afectando a los órganos de los que hacen parte e incluso al área que lo rodea.
Se debe mencionar que se considera a la diabetes como la causa más común de insuficiencia renal. Cuando la enfermedad se encuentra en sus niveles más avanzados, es necesario hacer diálisis o trasplante renal al paciente afectado. De hecho, según una investigación publicada por el Informe Nacional sobre la Enfermedad Renal, en el 2014, 118.000 personas en los Estados Unidos comenzaron tratamientos para la ERT y 662.000 ya estaban viviendo con diálisis crónica o con un trasplante de riñón.
Frente al tema, la Dra. Myriam Allende mencionó que no existe una protección asegurada para el riñón. Por ello, se recomienda que el paciente que haya sido diagnosticado con diabetes disminuya el consumo de proteínas, controle sus niveles de azúcar y su presión arterial.
Además, la persona que presenta otras enfermedades como hipertensión y alto nivel de grasas en las vías sanguíneas, afecta notablemente el funcionamiento de este órgano.