La alimentación tiene una relación importante, así como el cuidado de los niveles de glucosa en la sangre.
Por: Isbelia Farías
En primer lugar, se destaca que el aspecto genético es un factor no modificable, pero, además de esto, influye el estilo de vida y la alimentación, lo cual ha llevado a un incremento en las estadísticas de las personas que padecen diabetes, según lo indicó la endocrinóloga Marielly Sierra Mercado.
La especialista resaltó que las condiciones cardiovasculares son la principal causa de muertes en los pacientes con diabetes, acotando que: "Muchas veces, la diabetes viene en progreso y la persona no lo sabe".
Los primeros síntomas que dan la alerta de que una persona pudiese estar padeciendo de diabetes son el cansancio extremo, la visión borrosa, orinar con más frecuencia, sentir más hambre, tener mareos, cambios en el estado de ánimo, pérdida de peso, aunque se coma con más frecuencia, mucha sed, por lo que todos deben acudir al médico ante cualquiera de estos síntomas, recalcando que en Puerto Rico el mayor padecimiento es el de la diabetes.
El control de la glucosa
Controlar la glucosa es la base de lo que será el pronóstico de vida del paciente. Muchas personas señalan que no consumen chocolate o azúcares, pero también se deben considerar los carbohidratos, tal como el arroz, las raíces, el pan, entre otros alimentos que pueden afectar.
Para ello, la doctora Sierra recomienda a todas las personas el método del plato, es decir, el control de la ingesta con los nutrientes, las proteínas y los carbohidratos, sin necesidad de llevar una dieta rígida. Por ello, se realiza un trabajo interdisciplinario en el que la nutricionista también brinda apoyo, sobre todo, para disminuir los almidones en los platos.
Las enfermedades crónicas y la diabetes
Ciertas enfermedades, si la diabetes se descontrola, también pueden afectar la vida del paciente, tal como las condiciones vasculares. Estas serían la enfermedad cerebrovascular, derrames o infartos, los problemas de circulación, fallo cardíaco congestivo, entre otras.
Estas enfermedades hacen pensar en otros órganos, como una cadena; el riñón es uno de ello, pues se encarga de filtrar lo que se consume. Si el riñón recibe mucha azúcar debe trabajar más fuerte, por lo que, a largo plazo, se ve afectado. En este sentido, se relaciona la enfermedad renal con la diabetes.
Además, se suman las complicaciones de la vista, con los altos niveles de glucosa en el nivel del ojo, lo cual puede llevar al desprendimiento de retina, nublamiento de la vista o ceguera.
También se encuentran las neuropatías diabéticas que se presenta con hormigueo y dolor; una enfermedad que lleva al paciente al sufrimiento, pues en principio los pacientes no sienten los dolores al recibir golpes, pero, al final, le pueden llevar a las amputaciones.
Las personas con diabetes viven con un estado de ánimo que puede decaer, así que necesitan un apoyo psicosocial, dado que tienen que pensar en muchas cosas para poder llevar una buena calidad de vida.
La diabetes y el corazón
El sistema circulatorio se puede imaginar como un sistema de plomería, es decir, hay una bomba primordial, que es el corazón, y que bombea la sangre hacia las arterias y ellas la llevan hacia el resto de los tejidos. Estas arterias deben ser elásticas.
Pero, los niveles altos de azúcar pueden ocasionar daños y se presenta una disfunción en el movimiento del miocardio, lo cual puede llevar a la insuficiencia cardíaca congestiva causada por la diabetes, sin necesidad de que el paciente sufra de enfermedad coronaria.
Al tener diabetes, hay cierta disfunción en algunos mecanismos, como la formación y control del colesterol. El colesterol malo se torna más agresivo y se pega más rápido a las arterias, lo cual hace que el paciente sufra de arterosclerosis, es decir, que aumenta el riesgo de que se obstruyan las arterias.
Cuando hay un descontrol con las grasas, las arterias se pueden ir afectando; el movimiento elástico de las arterias se va perdiendo y el sistema circulatorio se va dañando, lo cual lleva a padecer infartos al miocardio o a un infarto cerebral. También se está proclive a que la poca circulación a las extremidades lleve a una amputación.
La diabetes y el hígado graso
La incidencia del hígado graso puede ocurrir en una persona con diabetes o no, ya que todo depende de la calidad de la comida que se consume. El hígado guarda el exceso de nutrientes que se consumen para que, cuando se entre en un período de ayuno, se libere la energía que se necesita.
En el caso de la diabetes tipo II, aunque no es necesario, sí va de la mano con el hígado graso. Esta última se puede presentar en una persona que se alimenta con comida chatarra, exceso de grasas y lleve un estilo de vida sedentario.
Hoy día se sabe que un paciente puede presentar cirrosis, debido al hígado graso y no necesariamente porque se ingiere alcohol.
El paciente con diabetes debe llevar un control estricto del colesterol, mientras más bajo se encuentre el colesterol malo, mejor pronóstico tendrá el paciente. El control de los triglicéridos también es necesario. Todo paciente con diabetes, con edades de 45-75 años, debería comenzar un tratamiento para el colesterol y los triglicéridos.
Además de evaluar los niveles de glucosa en la sangre, es necesario evaluar el colesterol y así poder establecer terapias para disminuir riesgos de recurrencia, lo cual conforma un estándar de cuidado.
La diabetes y las heridas
Las úlceras de pie diabético o las úlceras en general, son un tema que preocupa, ya que es una de las causas de hospitalizaciones.
Las arterias que llevan la sangre a las articulaciones, al tener la circulación interrumpida, no llevan la sangre oxigenada a esa zona; a esto se le añade la neuropatía diabética, la cual hace que el paciente no siente totalmente la extremidad, por lo que no se dan cuenta de las heridas o intentan sanarlas en casa, pero el tejido necesita oxígeno y nutrientes para poder sanarse.
Si esto no ocurre, aparecen los problemas de infecciones. Al no sentir el dolor, muchas personas no le dan la importancia que la herida merece y pueden pasar semanas sin que el área sane, entonces la infección puede llegar al área del hueso o a la sangre y el paciente puede padecer de una úlcera severamente infectada que amerite un proceso quirúrgico. Si el flujo circulatorio es muy pobre, la herida tardará más en sanar y estos pacientes son los que terminan más en amputaciones.
Los infartos
La enfermedad puede llevar a que las arterias se encuentren obstruidas y la persona se infarte. El diabético tiene más probabilidades de que esto le ocurra, sin necesidad de sentir el dolor en el pecho, pues, pueden sentir es un dolor a nivel gástrico, además de la fatiga, la falta de aire o sensación de que se aprieta el pecho, incluso el dolor en el estómago puede ser un síntoma cardíaco.
Finalmente, la doctora Sierra recomienda a todas las personas que tengan un médico primario y no esperen a sentir síntomas para buscar especialistas porque la base está en la prevención.
No importa la edad, siempre se deben realizar exámenes para comprobar el estado de salud. Por ser puertorriqueños, ya hay un factor predisponente para padecer diabetes, pero el estilo de vida sí se puede modificar, además de abandonar el cigarrillo, disminuir el peso para reducir la progresión de hígado graso y de padecimientos cardiovasculares, así como llevar una dieta balanceada.
Los familiares también deben acompañar y dar apoyo a la persona que padece diabetes, ya que por sí solo es más difícil lograrlo.
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