Paciente masculino de 40 años con nódulos abiertos dolorosos

El paciente de este caso clínico presentaba hidradenitis supurativa en estadio III de Hurley.

Por: Luisa Ochoa


A pesar de la incorporación de nuevas opciones terapéuticas, se han publicado pocos estudios clínicos amplios con relación a la Hidradenitis Supurativa. El diagnóstico y tratamiento tempranos son esenciales en el control de la enfermedad, y pueden disminuir la carga de esta condición, prevenir la aparición de lesiones nuevas y evitar, o al menos disminuir, la retracción cicatricial. Sin embargo, muchos pacientes no acuden al médico mientras la enfermedad está limitada o reciben un diagnóstico erróneo de foliculitis supurativa, ántrax o quistes pilonidales o epidérmicos inflamados y reciben tratamiento mediante incisión y drenaje.

Varias revisiones exhaustivas han evaluado opciones terapéuticas diferentes según el estadio clínico. Sin embargo, hasta mayo de 2015 ningún tratamiento de la hidradenitis supurativa había recibido la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos, cuando aprobó el estado huérfano de adalimumab para tratar a los pacientes con estadio II o III de Hurley.

El tratamiento farmacológico de primera línea de los pacientes con hidradenitis supurativa en estadio I o II de Hurley comprende antisépticos tópicos (p. ej., lavados con peróxido de benzoílo, baños con lejía, enjuagues con lejía) y loción de clindamicina, además de ciclos cortos de doxicilina, minociclina o una combinación de clindamicina y rifampicina por vía oral en las reagudizaciones. 

También se ha empleado dapsona, pero los estudios son escasos y los resultados dispares. Se cree que los antibióticos son efectivos no solo por sus propiedades bactericidas, sino también por sus efectos antiinflamatorios e inmunomoduladores. No obstante, igual que en el tratamiento del acné, no se recomienda terapia antibiótica a largo plazo porque produce resistencia bacteriana.

Aunque la hidradenitis supurativa se parece al acné nodular, los retinoides orales son poco efectivos. La terapia antiandrógena puede ser efectiva en las mujeres con hidradenitis supurativa, sobre todo en las que presentan reagudización de los síntomas durante la menstruación. 

Metotrexato, metformina y los fármacos biológicos (adalimumab, anakinra, etanercept, infliximab y ustekinumab) se reservan normalmente para los pacientes en los que se han intentado y han fracasado otros fármacos.

Las opciones quirúrgicas dependen del estadio de la enfermedad. No se recomiendan la incisión y el drenaje porque la recidiva es casi inevitable. En la enfermedad limitada en estadio I o II, una opción adecuada es una técnica de "destechamiento" con legrado de la base y la probabilidad de recidiva es más baja.[14] En los pacientes en estadio III de Hurley o con hidradenitis supurativa resistente al tratamiento, la mejor opción es la cirugía. 

En los pacientes con afección más extensa es necesaria una resección amplia, seguida de injertos de piel de espesor parcial o colgajos fasciocutáneos locales. Estos últimos consiguen a menudo mejores resultados funcionales. También se han utilizado con cierto éxito láseres diseñados para depilación.

En conclusión, la hidradenitis supurativa sigue siendo un trastorno debilitante crónico difícil de tratar. Por este motivo es esencial dar información apropiada al paciente, así como ayuda de grupos de apoyo. El tratamiento consiste a menudo en una combinación de modificaciones del estilo de vida (p. ej., perder peso, evitar ropa ceñida y los traumatismos cutáneos, mantener la piel fría, compresas calientes), tratamientos tópicos, depilación láser y fármacos sistémicos o cirugía.

El paciente de este caso clínico presentaba hidradenitis supurativa en estadio III de Hurley. Debido a la recidiva y a las contracturas después de escisión local e injerto, se remitió al especialista para escisión amplia seguida de cierre del defecto con un colgajo fasciocutáneo de avance local.

Hidradenitis Supurativa

Es un trastorno inflamatorio recidivante crónico de las glándulas pilosebáceas que tiende a localizarse en regiones anatómicas con abundantes glándulas apocrinas. El desencadenante es la oclusión del infundíbulo folicular, seguida de rotura folicular asociada a respuesta inflamatoria intensa. 

Fuente consultada aquí.




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