Científicos e investigadores han descubierto que una gran proporción de pacientes que enfermaron de coronavirus continúan presentando síntomas de la enfermedad respiratoria aún después de haberse recuperado.
Katherine Padilla
Científicos e investigadores han descubierto que una gran proporción de pacientes que enfermaron de coronavirus continúan presentando síntomas de la enfermedad respiratoria aún después de haberse recuperado. Este hallazgo publicado en el Journal of the American Medical Association afirma que 87,4% de los pacientes recuperados reportan persistencia de al menos un síntoma, en especial fatiga y disnea (dificultad para respirar).
En la fase menguante de la pandemia en Italia, que comenzó el 21 de abril, la Fondazione Policlinico Universitario Agostino Gemelli IRCCS en Roma, Italia, estableció un servicio ambulatorio para los individuos dados de alta después de la recuperación del COVID-19. Se hizo un seguimiento de los pacientes que cumplían los criterios de la OMS para la descontinuación de la cuarentena, es decir, pacientes que no presentaron fiebre por 3 días consecutivos, mejoría en otros síntomas característicos y 2 tests negativos para SARS-CoV-2.
Los síntomas más comunes que persistieron en los pacientes estudiados incluyen tos, fiebre, disnea, síntomas musculoesqueléticos como mialgia, dolor articular y fatiga; síntomas gastrointestinales y disgeusia, es decir, alteración del gusto.
El estudio muestra además que se observó un empeoramiento de la calidad de vida en el 44,1% de los pacientes y una alta proporción de los mismos seguía presentando fatiga (53,1%), disnea (43,4%), dolores articulares (27,3%) y dolor torácico (21,7%).
Este estudio es una demostración clara del impacto negativo que el virus tiene sobre el cuerpo, a pesar de no ser mortal en todos los pacientes, por esto, es necesario que se haga seguimiento de los pacientes recuperados con el fin de asegurarles una buena calidad de vida. Sin embargo, lo principal durante esta pandemia sigue siendo la prevención, los protocolos de bioseguridad han demostrado ampliamente ser efectivos para evitar la propagación desproporcionada del virus.