La comunidad científica y médica aún ignora datos fundamentales sobre el nuevo coronavirus que son esenciales para estimar qué va a suceder en los próximos meses y hasta cuándo serán necesarias las medidas de reclusión.
Una de las más importantes es si una persona puede contagiarse dos veces. Aparte de casos dudosos descritos en la prensa, se conocen cuatro personas posiblemente reinfectadas cuyos casos se han publicado en revistas científicas. Son cuatro trabajadores sanitarios de Wuhan que enfermaron de Covid-19 con síntomas leves. Entre una y dos semanas después de haber pasado la dolencia y haber dado negativo en las pruebas de PCR volvieron a dar positivo. Tres de ellos hicieron cuarentena en casa con sus familias, pero no les contagiaron.
Los autores de esta investigación, de la Universidad de Wuhan, admiten que puede tratarse de un falso positivo, pues la PCR falla a veces, aunque repitieron la prueba varias veces. Si este tipo de casos fuesen comunes, los planes de contención del virus deben ser planteados desde 0.
Incógnitas impiden pensar en el futuro del coronavirusSegún un estudio publicado esta semana por científicos del Imperial College de Londres, que colaboran con la ONU en modelización de enfermedades, esa segunda ola en octubre será prácticamente inevitable una vez se levanten las medidas de aislamiento. Los investigadores advierten además de que cuanto mayores hayan sido las medidas de distanciamiento social, mayor puede ser el impacto de esta segunda oleada, pues habrá más gente que no ha estado expuesta al virus.
Otra gran incógnita es si la epidemia amainará en verano. Por regla general los coronavirus sobreviven más tiempo al aire libre en temperaturas bajas que altas. Más allá de los 37 grados, cada 24 horas la concentración de virus en una superficie se hace 10 veces menor .
Desde un punto de vista evolutivo los virus más exitosos no son los más letales, sino los más contagiosos. Los virus solo pueden cambiar mutando. Cada vez que una partícula viral invade una de nuestras células el patógeno empieza a hacer decenas de miles de copias de sí mismo.
Este es un proceso imperfecto y en ocasiones se producen errores de copia. La mayoría de ellos no tendrán ningún efecto, pero hay algunos que sí pueden darle una ventaja. El proceso de evolución natural favorece las mutaciones que hacen al virus más contagioso y menos letal. Por desgracia, los coronavirus mutan muy poco, pues codifican una proteína que actúa como un revisor de textos y corrige los errores. De hecho, este tipo de virus acumula 10 veces menos errores que otros virus de su familia y por tanto son mucho menos cambiantes, para bien o para mal.
Esto lleva a otra de las incógnitas del virus: a cuánta gente está matando realmente.
La forma de saberlo es realizar un sondeo serológico, un análisis de sangre a grandes grupos de población expuestos a la epidemia para buscar anticuerpos. Si los tienen, es que han estado infectados. Este tipo de trabajos serán los únicos que desvelen las verdaderas dimensiones de la pandemia. Probablemente estos estudios bajen sustancialmente la letalidad actual del coronavirus.
En EE.UU., que tiene casi 10.000 casos, hasta el 40% de los hospitalizados tiene entre 20 y 54 años, mucho más jóvenes que en otros países, aunque el riesgo de muerte es mucho mayor entre personas más mayores y con patologías previas.