Hay muchas hernias que pueden aparecer sin causa aparente, sin embargo, algunas se pueden deber por realizar sobreesfuerzos físicos o nacer con la condición.
Por: Carolina González Quiceno
Una hernia inguinal sucede cuando una porción de tejido, como una parte del intestino, empuja hacia afuera a través de un lugar debilitado en los músculos abdominales, produciendo una especie de bulto que suele ser doloroso, especialmente al toser, inclinarse o levantar un objeto pesado. No obstante, hay varias hernias que no causan dolor.
Además, alrededor del 75% de todas las hernias aparecen en la región inguinal, de modo que por hernia inguinal se entiende la salida al exterior del contenido de la cavidad abdominal (generalmente asas de intestino) a nivel de la región inguinal.
Causas de la hernia inguinal
Ahora, hay muchas hernias que pueden aparecer sin causa aparente, sin embargo, la mayoría suelen aparecer por dos factores:
- Defecto de origen congénito.
- Defectos adquiridos.
Defecto congénito: Se debe a un cierre del conducto por el que se produce el descenso del testículo (en hombres) o el ligamento redondo (en mujeres) desde la cavidad abdominal hasta el escroto, produciendo una herniación de asas de intestino desde la cavidad abdominal a este nivel. Aproximadamente 5 de cada 100 niños presentan hernias inguinales.
Defectos adquiridos: Este tipo de hernias se deben a factores como la realización de esfuerzos importantes, que son causales de traumatismo y debilitamiento de la pared inguinal y por tanto de la formación de hernias, como pueden ser:
- Aumento de la presión dentro del abdomen
- Un punto débil preexistente en la pared abdominal
- Esfuerzo al defecar u orinar
- Actividades intensas
- Embarazo
- Tos o estornudos crónicos
(Vea también: "Hasta un 30 % de pacientes con endometriosis puede que no tengan ningún tipo de dolor", Dr. Bracero)
Síntomas de hernia inguinalSegún el Portal Mayo Clinic, por lo general el paciente que presenta una hernia inguinal, puede referir síntomas tales como:
- Un bulto en el área sobre cualquiera de los lados del pubis, que se hace más notorio cuando estás erguido y especialmente al toser o hacer algún esfuerzo.
- Sensación de ardor o de dolor en el área del bulto.
- Dolor o incomodidad en la ingle, especialmente cuando al inclinarse, toser o levantar peso.
- Una sensación de pesadez o arrastre en la ingle.
- Debilidad o presión en la ingle.
- De vez en cuando, dolor e hinchazón alrededor de los testículos cuando la parte sobresaliente del intestino desciende e ingresa al escroto.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que en caso de aparición de dolor de gran intensidad hay que descartar la aparición de otro tipo de hernia, como la incarceración herniaria, ésta consiste en la imposibilidad para retornar el contenido de la hernia a cavidad abdominal por compresión a nivel del orificio de salida.
Hernia estrangulada
Por otra parte, si se encuentra comprometida la circulación sanguínea del intestino, se trata entonces de una hernia estrangulada y ante tales síntomas es recomendable acudir con rapidez a un centro médico para valorar tratamiento quirúrgico urgente, dado el riesgo de lesión del asa intestinal herniada.
Por ende, es posible la aparición de hernias inguinales que no se manifiesten como bultos a dicho nivel sino tan sólo con una signos de molestias poco frecuentes e imprecisos sobre todo al caminar o al hacer esfuerzos.
Factores de riesgo para padecer una hernia inguinal
Por consiguiente, las personas los factores de riesgo para padecer una hernia inguinal pueden ser, una historia familiar de hernias, fibrosis quística, criptorquidia, sobrepeso, tos crónica, estreñimiento crónico, esfuerzo en las evacuaciones y agrandamiento de la próstata.
Diagnóstico y tratamiento de las hernias inguinales
Para poder diagnosticar una hernia inguinal, el personal médico generalmente suele ordenar algunos exámenes como una ecografía y una tomografía axial computarizada, ya que estas son útiles para la detección de pequeñas hernias. No obstante, algunas hernias alcanzan un gran tamaño, siendo aparentes a simple vista.
Ciertamente, el tratamiento definitivo para una hernia inguinal es un procedimiento quirúrgico que consiste en la reintroducción del contenido abdominal y reparación o reforzamiento de la pared inguinal.
Para la realización de dicha cirugía, conocida como herniorrafía, existen varias técnicas que van desde la utilización de los propios tejidos (músculos, fascias, entre otros) para restaurar la integridad de la pared abdominal, hasta la utilización de prótesis o mallas artificiales que ejerzan dicho papel.
Además, uno los últimos avances en el tratamiento quirúrgico de las hernias inguinales consiste en la reparación de las mismas por vía laparoscópica, especialmente indicada en aquellas hernias ya intervenidas previamente y que han vuelto a reaparecer o bien en las que inicialmente se presentan de manera bilateral.